Saludo P. Ismael Ojeda
Estimadas Madres Cristianas Santa Mónica de Perú: Este saludo mensual les llega con un poco de retraso, pero con igual intensidad y cariño. Les explico el porqué.
En los últimos correos les he informado sobre mi nuevo destino: Lima. Por tanto, he estado de mudanzas y despedidas. Así, el 27 de octubre presidí la misa mensual de las mónicas en la parroquia de Santa Florentina de Madrid. Lo hice con gusto y mucha alegría. Acudieron unas ochenta personas.
Fue una manifestación del Amor y del Poder del Señor presente y vivo en medio de nosotros. Así lo sentí y así lo percibí en la participación, en los cantos, en el fervor y la unción, en los saludos de las hermanas... Además de la feligresía de Santa Florentina estaban presentes madres venidas de Toledo, de Torrelodones, de San Fernando de Henares y de otros lugares de Madrid. Fue una fiesta hermosa. Gracias a Dios.
De Madrid viajé a Salamanca para visitar la comunidad, a mi primo Alfonso, y a los hermanos enfermos con los que concelebré la eucaristía. Visité también a las monjas Agustinas Recoletas de Salamanca y de Vitigudino. Todo muy bien, gracias a Dios y a los hermanos.
De regreso a San Millán, pasé por Burgos donde pude saludar a tres madres de familia que representaban a las madres mónicas de Burgos. Con ellas y con la comunidad de hermanas franciscanas compartí la eucaristía, con mucho fervor y alegría.
Bien, y ya en San Millán, ayer domingo me despedí de la feligresía en presencia del nuevo párroco, P. Sofiano, y del representante del señor obispo. De esta forma quedo libre de la responsabilidad parroquial en San Millán y Lugar del Río.
Me restan dos semanas en España para alistar maletas y despedirme de amistades y familiares. El 18 tomaré el avión en Madrid que me llevará a Lima, donde asumiré, Dios mediante, otras responsabilidades comunitarias y pastorales.
Desde Perú, mucho más cerca, procuraré mantenerme al tanto de las comunidades de Mónicas en América y en España, como lo venía haciendo a través de internet. Las tendré informadas.
Mientras tanto, que Dios siga estando grande con ustedes, las bendiga personamente, y proteja sus hogares. Con estima personal y en intercambio de oraciones. Hasta pronto, p. Ismael
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