lunes, agosto 18, 2014

San Ezequiel Moreno

 Nace en Alfaro (La Rioja-España) el 9 de abril de 1848. En 1865 profesa en la Orden de Agustinos Recoletos en Monteagudo (Navarra). Ordenado sacerdote en 1871 en Manila, trabaja durante 15 años como misionero en Filipinas. Prior de Monteagudo en 1885, en 1888 parte para Colombia donde restaura la Orden de Agustinos Recoletos y reactiva sus antiguas misiones.

La figura de san Ezequiel Moreno (1848-1906) resume lo que significaron las misiones y los misioneros para la Provincia de San Nicolás en la inauguración del siglo XX. Él fue misionero en Filipinas, formador de misioneros en España, restaurador de la vida religiosa y de las misiones en Colombia y obispo misionero. Vivió en la época de cambio de unas misiones alentadas, dependientes y en connivencia con la política exterior del Gobierno español, a unas misiones dirigidas desde la Santa Sede y sin injerencias extraeclesiásticas.

Misionero en Filipinas

Tal como había soñado desde su niñez, Ezequiel Moreno tuvo como primer destino el casi único posible en su época: las misiones de Filipinas. Había ingresado en el noviciado sólo 30 años después de la desamortización. En 1869 embarcó en Cádiz junto a otros 17 compañeros rumbo a Filipinas.

En 1872 inicia su ministerio misionero en Palawan, una zona aún no evangelizada y donde fundó algunas ciudades. Una nota especial es su atención cercana a los más necesitados y vulnerables; en Las Piñas, cerca de Manila, se le recuerda por su actuación frente a epidemias, sequías o incendios.

Formador de misioneros

En 1885, con 37 años, Ezequiel vuelve a Monteagudo (Navarra, España) como prior del convento para dedicarse a la formación de los futuros misioneros. Allí hizo frente a las necesidades de los enfermos (como en las epidemias de cólera y viruela de 1885, 1887 y 1888) o de los pobres sin recursos (carestía de 1887).

Restaurador de las misiones en Colombia

En 1604 había nacido entre los agustinos de Colombia un movimiento gemelo al de la Recolección en España. Sus nexos comunes los unieron. Los recoletos colombianos tuvieron una vida normal durante dos siglos, hasta que revoluciones liberales, leyes anticlericales y guerras los colocaron en una situación de casi desaparición. Los 114 religiosos de 1795 descendieron a 90 en 1822, 40 en 1850, y 13 en 1882.

El 10 de agosto de 1888 llega a Monteagudo una petición de voluntarios para auxilio de la provincia colombiana. Ezequiel, prior en el convento, se ofrece junto con otros seis religiosos de su comunidad. En noviembre embarcan. Ezequiel logró restablecer la vida religiosa agustino-recoleta en Colombia. Pero, además, volvió a dar un impulso vivo y novedoso a las misiones, en primer lugar en Casanare.

En este viaje se inaugura una nueva forma de establecer las misiones. Los religiosos ya no están a la sombra del patronato español y de la monarquía, sino bajo la sola guía y con los únicos objetivos de la propia Iglesia.

Ezequiel prestó especial atención a tres de las necesidades fundamentales de todas las misiones posteriores: contar con una casa de apoyo en zonas desarrolladas o capitales; establecer a los misioneros en comunidades para evitar la soledad y la incomunicación; y mantener una exigencia y petición de responsabilidades a las autoridades a favor de las regiones en las que se misiona.

Obispo misionero
En 1896 Ezequiel Moreno es nombrado obispo de Pasto, una extensa y complicada diócesis colombiana, junto a la frontera con Ecuador y que contaba con costa atlántica, montañas y sierras de vértigo, y selva amazónica. Unos 160.000 km2 poblados por 460.000 personas y alturas que oscilan de cero a 3.100 metros sobre el nivel del mar.

Como obispo nunca dejó las visitas pastorales por toda su región, la visita a enfermos, el objetivo de que todas las regiones y pueblos pudieran sentirse cerca de la Iglesia… Ezequiel es, en definitiva, uno de los pioneros de las misiones modernas de la Provincia de San Nicolás y promotor firme de su enorme expansión durante el siglo XX.

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