domingo, mayo 25, 2014

VI Domingo de Pascua

Jn 14, 15-21
Presente y futuro

Dice el Señor: Todavía un poco  y el mundo ya no me verá (Jn 14,19) ¿Qué decir?  ¿Es que entonces le veía el mundo? Es decir, el mundo con cuyo nombre quiso indicar a aquellos de quienes antes, hablando del Espíritu Santo había dicho: A quien  el mundo no puede recibir, porque no lo ve, no lo conoce 9Jn 14,17). Veía el mundo con sus ojos carnales al que estaba vestido de carne, pero no veía al Verbo, que en la carne se ocultaba; veía al hombre, no veía a Dios; veía el vestido, pero no veía a quien lo llevaba. Quizá porque después de su resurrección no quiso manifestar a los que no eran suyos la misma carne que a los suyos permitió ver y tocar; quizá, digo, haya que tomar en este sentido las palabras: Un poco más de tiempo, y el mundo dejará de
verme; pero vosotros me veréis, porque yo vivo y vosotros viviréi s
(Jn 14,19).

¿Qué quiere decir yo vivo y vosotros viviréis? ¿Por qué de El lo dice en presente y de ellos en futuro, sino porque El ya tenía la vida de la carne resucitada, en la que ellos le habían de seguir según su promesa? Y como estaba tan próxima su resurrección, puso el verbo en presente para indicar lo cercana que la tenía; pero, como la de ellos no tendría lugar hasta el fin del mundo, no dijo vivís, sino viviréis. De una manera breve y elegante, con el verbo en dos tiempos, presente y futuro, hizo la promesa de las dos resurrecciones: la suya, que había de realizarse en breve, y la nuestra, que ha de venir al fin del mundo.

 Porque yo vivo, dice, también vosotros viviréis; porque El vive, viviremos también nosotros. Pues por un hombre entró la muerte y por un hombre entrará la resurrección de los muertos; y así como en Adán mueren todos, así en Cristo volverán todos a la vida. Porque nadie muere sino por Adán y nadie vive sino por Cristo. Por haber vivido nosotros, somos muertos; por vivir El, viviremos. Estamos muertos para El cuando vivimos para nosotros; pero, por haber muerto El por nosotros, vive para El y para nosotros. Y, por vivir El, viviremos nosotros también. Nosotros pudimos darnos la muerte, pero no podemos darnos del mismo modo la vida.

En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, que vosotros estáis en mí y que yo estoy en vosotros (Jn 14,20). ¿Qué día es éste sino aquel en el que dice que "vosotros viviréis"?
Entonces podremos ver lo que ahora creemos. También ahoraestá El entre nosotros, y nosotros en El; mas ahora lo creemos, entonces lo conoceremos; y aunque ahora le conozcamos por la fe, entonces le conoceremos por la contemplación. Mientras vivimos en este cuerpo corruptible y pesado al alma, como es ahora, vivimos como peregrinos fuera del Señor, porque caminamo por la fe, no por la contemplación (2 Cor 5,6). Entonces, pues,  lo haremos por la contemplación, viéndole como El es. Porque, si aun ahora Cristo no estuviese con nosotros, no dijera el Apóstol: Si Cristo está en nosotros, tenemos, sí, el cuerpo muerto por el pecado; pero el espíritu vive por la justicia. Y que nosotros aun ahora estamos en El, lo expresa con bastante claridad cuando dice: Yo soy la vid y vosotros los sarmientos. Pero en aquel día en que vivamos con la vida, que absorbe a la muerte, veremos que El está en el Padre, nosotros en El y El en nosotros; porque entonces llegará a la perfección lo que ahora El tiene ya comenzado, es decir, su morada en nosotros y la nuestra en El.

 El que recibe mis mandatos y los guarda, éste es el que me ama (Jn 14,21). El que los conserva en su memoria y los guarda en su vida; el que los conserva en sus conversaciones y los refleja en sus costumbres; el que los conserva en sus oídos y los guarda en sus obras; el que los guarda en sus obras y los conserva con perseverancia, éste es el que verdaderamente me ama. El amor debe manifestarse en las obras para que no sea una palabra infructuosa. Y añade que el que me ama, será amado por mi Padre, y yo también le amaré y me manifestaré a él. ¿Dice acaso que lo amará porque ahora no le ame? No. ¿Cómo nos ha de amar el Padre sin el Hijo o el Hijo sin el Padre? ¿Han de ser independientes en el amor, siendo inseparables en sus operaciones? Pero dijo: Yo le amaré, para concluir: Y me manifestaré a él. Le amaré y manifestaré, es decir, le amaré para manifestarme. Ahora nos ama para que creamos y guardemos el precepto de la fe; entonces nos amará para que le veamos y recibamos esta visión como premio de la fe. También nosotros amamos ahora creyendo lo que entonces veremos, y entonces amaremos viendo lo que ahora creemos.
Comentario sobre el  Evangelio de San Juan 75, 2-5.

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La Comunidad de Madres Mónicas es una Asociación Católica que llegó al Perú en 1997 gracias a que el P. Félix Alonso le propusiera al P. Ismael Ojeda que se formara la comunidad en nuestra Patria. Las madres asociadas oran para mantener viva la fe de los hijos propios y ajenos.

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