viernes, abril 18, 2014

LAS SIETE PALABRAS DE CRISTO EN LA CRUZ

Quinta Palabra

TENGO SED
(Jn 19, 28)

De las Siete Palabras que pronuncia Jesús, solo en esta pide un alivio a su sufrimiento físico. No se queja de su espalda hecha jirones. Ni de su cabeza claveteada por las espinas. Ni de sus manos y pies cosidos a dos troncos, que nos estremece sólo imaginarlo...

Todas las células de su cuerpo intentan alcanzar una gota que las revitalice. Y en medio de esa alarma orgánica se produce la insoportable sensación que le hace exclamar a Jesús: "Tengo sed".

A muchos incrédulos y laicistas de hoy les asoma un gesto burlesco al oir que Cristo haya querido sufrir así por nosotros. Y en seguida espetan la consabida pregunta: ¿No era Dios? ¿Por qué no lo hizo más fácil...? (Mt 27, 43)...

Pero Jesús seguirá desde la Cruz cumpliendo su misión redentora. Aunque lo condenen a muerte los leguleyos... Aunque lo lleven a mofa los agnósticos...

Jesús le exige al hombre el único sacrificio que puede salvarlo: el sometimiento -o piadoso fiar- de nuestros intereses y de nuestros juicios a su divina Providencia que actúa a pesar de la voluntad inconsciente y aun injusta de los hom,bre.

Por eso cuando se quiere aplicar el simple rzonamiento humano con sus implicaciones sociológicas, al hecho del Calvario, no hay manera de entenderlo.

Solo bajo la luz de la fe se logra entender el misterio de Dios y su acción salvadora.

La Iglesia ha entendido siempre ese grito de sed material como un signo de la sed infinita de Jesucristo por la salvación del mundo y el reclamo de satisfacerla con su misión redentora.

San Pablo lo ha expresado con realismo: "Me gozo en mis sufrimientos por vosotros y así cumplo en mi carne lo que falta a la pasión de Cristo por el bien de su cuerpo que es la Iglesia"(Col 1, 24).

 
El grito de sed en Jesús nos urge a clamarla por la justicia y la caridad en nuestros hermanos, con la fuerza del Evangelio en toda su dimensión personal y social.

Y esa tarea redentora supone negación de egoísmos, cuesta arriba de Calvario, sacrificios en certeza de resurrección...

En el Gólgota estalló la revolución del Amor, el grito de liberación, la cultura de la paz. La sed de Jesús en la Cruz es la llamada para cudir a las trincheras: Y ser testigos de fe como se da un vaso de agua fresca.

Tomado del libro: Las Últimas Palabras
P. Donato Jiménez Sanz.




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La Comunidad de Madres Mónicas es una Asociación Católica que llegó al Perú en 1997 gracias a que el P. Félix Alonso le propusiera al P. Ismael Ojeda que se formara la comunidad en nuestra Patria. Las madres asociadas oran para mantener viva la fe de los hijos propios y ajenos.

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