viernes, abril 18, 2014

LAS SIETE PALABRAS DE CRISTO EN LA CRUZ

Tercera Palabra


AHÍ TIENES A TU MADRE
(Jn 19, 27)

Incluso en medios católicos se oye con frecuencia esta ligereza: "Lo importante es creer en Dios; lo demás son sentimentalismos".

Pues es de saber que Jesús no hace distinción de rangos en su testamento. A quella postura ya la pusieron de moda los deistas del siglo dieciocho. Un dios, especie de naipe- comodín para cuadrar ciertos lances de la baraja de la existencia, y acallar así los interrogantes más radicales de la persona.


¡No! Dios ha querido meterse en los látidos del hombre. Y el mismo infinito relieve tienen -cada cual en su naturaleza- el "Perdónalos"o el "Estarás conmigo", que ahora el encargo solemne a su Madre, de alentar espiritualmente a S. Juan porque es su hijo. Y S. Juan deberá recorrer el camino de la Vida con la antorcha del Evangelio, pero llevado de la mano de María porque es su Madre.

Como Madre, María tiene la misión de inspirar, acoger, y hasta de "esconder"maternalmente al hijo de la justicia del Padre.

Como hijos, tenemos derecho, por don de Cristo, y obligación, por deseo de Dios, de venerarla y acudir a que nos enseñe la firmeza en la fe, la sumisión a la Providencia divina por la sabiduría del corazón.

Gracias a María vino Cristo a salvar al mundo.
Por María rompió Jesús en Caná el velo de su gloria.
Por María quiere Jesús que pase el fruto de la Redención...

Aquí hay mucho más que una atención piadosa. Es señalar que, en la economía de la gracia, la maternidad de María ejerce incesante y verdadera función para alcanzarnos los dones de eterna salvación. Estamos ante el triángulo esencial: Cristo en la Cruz llevando a cabo la Redención. María rindiendo su capacidad total de criatura como Mediadora. Y Juan como beneficiario en representación de toda la Iglesia.

Pablo VI proclamó a María Madre de la Iglesia. Y el Papa Juan Pablo II la ha llamado Madre de la iglesia doméstica, que es el hogar cristiano donde se vive y ejerce el amor evangélico..... María está allí. Con la firmeza de la fe que se mantiene en el paroxismo de la prueba. Como Madre y como fiel.

En la base misma de la Vida y de la Gracia:

Madre de la Soledad
 Madre del dolor clavado,
 ataja nuestro pecado
que nos ciega la maldad.
 Pon colirio de bondad
a nuestros ojos insanos.
 Haz que todos los humanos
vean la Luz que tu has visto,
 y hasta la muerte con Cristo
llévanos entre tus manos.

Tomado del libro Las Últimas Palabras
P. Donato Jiménez Sanz


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Acerca de este blog

La Comunidad de Madres Mónicas es una Asociación Católica que llegó al Perú en 1997 gracias a que el P. Félix Alonso le propusiera al P. Ismael Ojeda que se formara la comunidad en nuestra Patria. Las madres asociadas oran para mantener viva la fe de los hijos propios y ajenos.

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