SI QUIERES, PUEDES SANARME Mc 1, 40-45:
Pero hacer de un hombre malo uno bueno es obra de aquel que siempre es bueno, pues el hombre sólo por su propia voluntad no pudo sanarse. No buscas al médico para herirte; pero una vez que te has herido buscas quien te sane. Así, pues, aun siendo malos, sabemos dar cosas buenas a nuestros hijos, cosas buenas para este tiempo, bienes temporales, corporales, carnales. También ésos son bienes, ¿quién lo duda? Son bienes el pez, el huevo, el pan, la manzana, el trigo, esta luz, este aire que nos envuelve. Son bienes incluso las mismas riquezas con las que los hombres se enorgullecen y no reconocen a los otros hombres como sus iguales; con las cuales, digo, los hombres se ensoberbecen, amando más el vestido deslumbrante que pensando en la piel común. También, pues, son bienes las mismas riquezas. Pero todos estos bienes que he mencionado pueden ser poseídos por los buenos tanto como por los malos, y, aun siendo bienes, no pueden, sin embargo, hacer buenos a los hombres.
Hay,
pues, un bien que hace al hombre bueno y hay un bien con el que haces el bien.
El bien que hace bueno al hombre es Dios. Nadie hace al hombre bueno sino aquel
que es siempre bueno. Invoca, por tanto, a Dios para ser bueno.
S 61, 2-3
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