martes, febrero 13, 2018

LECTIO DIVINA VI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO-B-

En el camino diario topamos con la realidad cargada de personas, de acontecimientos, de prisas, de ruidos y… sorpresas de todo estilo. ¿Me encuentro a mí mismo? Pasa el tiempo, cuento mis años, tengo una imagen más para fuera que para mi interior y me cuesta responder hacia dónde camino. 

    Lo anterior me sorprende como un examen de conciencia que me ha brindado el salmo responsorial de hoy: Tú eres mi refugio, me rodeas de cantos de liberación. Me he quedado muy pobre entre el misterio y mi realidad. En vez de creer que el Señor no hace otra cosa que estar pendiente de mí, con su amor y misericordia, a mí se me pasa el tiempo y la existencia sin valorar la riqueza de felicidad que me ofrece siempre el Señor. Pensándolo bien es un regalo continuo; analizado desde mí, me siento un desagradecido ya que no salgo a valorar y a gozar desde de mi corazón, entre fe y confianza total, hasta poder decirle, lleno de verdad: Si quieres, puedes limpiarme. 

    Una vida cristiana tiene como referencia continua la presencia del Maestro y, como tal, hay que estar atentos, primero, a su identidad, luego a su ejemplo de vida y, consiguientemete, a su enseñanza. En tal visión y  justo a la voluntad de Dios, se nos manifiesta en cualquier momento de la vida que él es nuestro Pastor. La realidad del tiempo y de la sociedad tienen su ritmo y en muchas ocasiones tenemos que sujetarnos a un estilo de vida más terreno y menos adecuado a la fe  que ojalá nos llevara a escuchar: Alegraos, justos, y gozad con el Señor; aclamadlo, los del corazón sincero. Ser consecuentes a esta invitación exige de nosotros, antes de nada, una conciencia de nuestra situación de impotencia para confiarnos en el poder del Señor. Recordemos: todo es siempre don de Dios; la propia salvación, aunque requiere la colaboración humana, es “obra de Dios”, que actúa en virtud de la fe de cada uno de nosotros,

    Un análisis de nuestra vida pone en evidencia que el Señor ha santificado el dolor humano con su vida y su Palabra, La fe nos lleva más a Él y en esa actitud de total presencia con nosotros, describe el camino por el que su fuerza y su poder lleguen a la realidad humana en todas sus situaciones. El salmo exhorta a la alegría, al regocijo, a la exultación; los destinatarios de esta exhortación son los justos, los rectos de corazón. Dar gracias al Señor es suscitar y promover la confianza en Dios. pero para ello es necesaria la reflexión, la sensatez, la sensibilidad religiosa que piensa y acata las palabras que vienen de Dios. Quien confía en el Señor contará siempre con la misericordia de Dios. Él aumenta la fe en nosotros, para que, creyendo cada vez más, esperemos con más ilusión y, esperando con humildad, amemos también más. Situarnos así ante Dios es manifestar claramente que Él es todo para nosotros.

RESPUESTA desde NUESTRA REALIDAD
    Muchas veces contemplamos a los demás y los juzgamos.  Nos falta sinceridad y nos sobra facilidad de juicios. Deberíamos aprender de Jesús cómo se acerca., cómo mira, cómo se preocupa y cómo no deja sólo a nadie. Lo mejor sería que nos trasladáramos a nuestro corazón y cayéramos en la cuenta de analizar la presencia de Dios en nuestro interior. ¿Qué descubrimos? En primer lugar, que Él siempre está en nosotros y con nosotros; que nos llama a caer en la cuenta de que si Él no está dentro  de nuestro corazón no tenemos vida, que no estamos limpios, que vivimos lejos de Él ¿Seremos capaces de gritarle: ?  

ORACION
    Oh Dios, que prometiste permanecer en los rectos y sencillos de corazón, concédenos, por tu gracia, vivir de tal manera que te dignes habitar en nosotros. Por J. N, S. Amén.

PENSAMIENTO AGUSTINIANO
    ¿Cuál será nuestra actividad? Alabar a Dios; amarlo y alabarlo; alabarlo con amor y amar entre las alabanzas. . ¿Por qué, sino porque te amarán por los siglos de los siglos?¿Por qué, sino porque te verán en los siglos de los siglos?Y este ver a Dios, hermanos míos, ¡qué espectáculo será? Contemplan los hombres a un cazador de fieras y encuentra en ello su gozo. ¡Ay de ellos, desgraciados, si no se corrigen! Quienes tanto disfrutan al ver  a un cazador, se llenarán de tristeza cuando vean al Salvador. ¿Habrá gente más desdichada que aquellos a quienes el Salvador no sirva de salvación    ¿ Nada tiene de extraño que el Dios Salvador no sirva de salvación para aquellos cuyo único gozo consiste en ver el combate de un hombre. Nosotros, en cambio, hermanos, sí nos contamos entre sus miembros, sí suspiramos por él, sí somos perseverantes, lo veremos y nos gozaremos en él.  (San Agustín en el sermón 147, 3).
P. Imanol Larrínaga, OAR.

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La Comunidad de Madres Mónicas es una Asociación Católica que llegó al Perú en 1997 gracias a que el P. Félix Alonso le propusiera al P. Ismael Ojeda que se formara la comunidad en nuestra Patria. Las madres asociadas oran para mantener viva la fe de los hijos propios y ajenos.

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