lunes, julio 24, 2017

Si siempre fuiste bueno, ten misericordia; si alguna vez fuiste malo, no lo olvides. ¿Y quién es siempre bueno?

Y vosotras, dijo, ovejas mías, esto dice el Señor Dios: He aquí que yo juzgo entre oveja y oveja, y entre los carneros y machos cabríos. ¿Qué hacen aquí los machos cabríos en el rebaño de Dios? Están en los mismos pastos, en las mismas fuentes; están mezclados esos machos cabríos, destinados a la izquierda, con las ovejas de la derecha; pero luego serán separados los que antes eran tolerados. Aquí se ejercita la paciencia de las ovejas a semejanza de la paciencia de Dios. Llegará el momento de la separación que él hará: los unos, a la izquierda; los otros, a la derecha. Ahora él calla, tú quieres hablar. Mas ¿por qué quieres hablar? Porque él calla. Tú alegas la venganza del juicio, no la palabra de corrección. Él aún no separa, y tú ya quieres separar. El que sembró tolera la amalgama. Si quieres que el trigo esté limpio antes de la bielda, mal lo aventarás si lo haces con tu viento.

Hubiese sido lícito a los siervos decir: ¿Quieres que vayamos y recojamos la cizaña? Se les indigestó ver la cizaña y lamentaron verla mezclada a tan buena cosecha. Y dijeron: ¿No sembraste buena semilla? ¿De dónde viene el que apareciera la cizaña? Él les dio razón de su  procedencia; sin embargo, no permitió que fuese arrancada antes de tiempo. Aunque los siervos mismos estaban airados contra la cizaña, con todo pidieron el consejo y la orden del dueño. Les disgustaba que la cizaña se hallase en la cosecha; pero veían que, si hacían algo por su propia cuenta aun en el arrancar la cizaña, ellos mismos iban a ser contados entre la cizaña. Esperaron que el dueño se lo mandase, esperaron el mandato de su rey: ¿Quieres que vayamos y la recojamos? Él dijo: No. Y les dio la razón: No sea que, al querer recoger la cizaña, arranquéis también el trigo. Tranquilizó su indignación y no los dejó en el dolor. Cosa grave parecía a los siervos que hubiese cizaña entre el trigo, y ciertamente era grave. Pero una es la condición del campo y otra la tranquilidad del granero. Tolera; para esto has nacido. Tolera, pues tal vez eres tolerado tú. Si siempre fuiste bueno, ten misericordia; si alguna vez fuiste malo, no lo olvides. ¿Y quién es siempre bueno? Si Dios te examinara atentamente, más fácilmente descubriría una maldad presente que esa bondad perenne que te atribuyes. Por lo tanto, ha de tolerarse esta cizaña en medio del trigo, los machos cabríos en medio de los carneros, los cabritos en medio de las ovejas. ¿Qué dice él acerca del trigo? En el tiempo de la siega, dijo, diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, atadla en haces para quemarla; mi trigo, en cambio, guardadlo en el granero. Pasará la promiscuidad del campo; vendrá la separación de la mies. El Señor exige ahora de nosotros la paciencia que presenta en sí mismo al decirte: Si yo quisiera juzgar ahora, ¿sería mi juicio injusto? Si yo quisiera juzgar ahora, ¿acaso podía equivocarme? Si, pues, yo, que siempre juzgo rectamente y que no puedo equivocarme, retardo mi juicio, ignorando tú cómo has de ser juzgado, ¿te atreves a juzgar antes de tiempo? Ved, hermanos, cómo el dueño a aquellos siervos que querían arrancar la cizaña antes de tiempo no permitió que lo hicieran ni siquiera en la siega. Dice, en efecto: En tiempo de la siega diré a los segadores. No dice: «Os diré a vosotros». Pero ¿qué ocurrirá si los mismos siervos han de ser los segadores? No. Expuso todo detalladamente y dijo: Los segadores son los ángeles. Tú, hombre limitado por la carne, que llevas la carne, o que tal vez no eres más que carne, es decir, carne en el cuerpo y carnal en el espíritu, ¿te atreves a usurpar antes de tiempo un oficio ajeno que ni siquiera en la siega será tuyo? Esto respecto a la separación de la cizaña. ¿Qué dice de los machos cabríos? Cuando venga el hijo del hombre y todos los ángeles de Dios con él, se sentará en el trono de su gloria, se congregarán en su presencia todos los pueblos, y los separará como el pastor separa las ovejas de los machos cabríos. Vendrá y los separará. Vendrá la siega, y ellos serán separados. Ahora, pues, no es el tiempo de la separación, sino el de la tolerancia. Y no decimos esto, hermanos, para que dormite el afán en corregir. Al contrario, para no llegar como incautos a aquel juicio y como ciegos que descuidaron su ceguera; para que no nos encontremos repentinamente a la izquierda; para eso se imponga la disciplina, pero no se anticipe el juicio.
S 47,6

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La Comunidad de Madres Mónicas es una Asociación Católica que llegó al Perú en 1997 gracias a que el P. Félix Alonso le propusiera al P. Ismael Ojeda que se formara la comunidad en nuestra Patria. Las madres asociadas oran para mantener viva la fe de los hijos propios y ajenos.

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