Lc 23, 35-43: Sólo tenía libres la lengua y el corazón
CRISTO QUIERE REINAR EN TU CORAZÓN Y EN TU VIDA,
PERO NUNCA LO HARÁ SI TÚ NO LO ACEPTAS.
Y NO LO ACEPTAS CUANDO VIVES DE ESPALDAS A SU AMOR.
Y VIVES DE ESPALDAS A SU AMOR
CUANDO NO CUMPLES SUS MANDAMIENTOS,
CUANDO HACES LO QUE QUIERES Y NO LO QUE DIOS QUIERE.
POR ESO ES QUE NO PUEDES DECIR DE CORAZÓN: ¡VIVA CRISTO REY!
Rectamente anuncié tu justicia en la gran Iglesia. Habla a sus miembros y los exhorta a hacer lo que Él hizo. Anunció, anunciemos; padeció, padezcamos; fue glorificado, seremos glorificados. Anuncié tu justicia en la gran Iglesia. ¿Cuál es su grandeza? Todo el orbe. ¿Cuál es su grandeza? Se extiende por todas las naciones. ¿Por qué por todas las naciones? Porque es estirpe de Abraham, en quien serán bendecidas todas las naciones. ¿Por qué por todas las naciones? Porque su voz se oyó en todas las naciones. En la gran Iglesia. He aquí que no prohibiré a mis labios; Señor, tú lo sabes. Hablan mis labios, no les prohibiré hablar. Mis labios hablan a los oídos de los hombres, pero tú conoces mi corazón. No prohibiré a mis labios; Señor, tú lo sabes. Una cosa oye el hombre y otra sabe Dios. Para que el anuncio no estuviese sólo en nuestros labios y se dijera de nosotros: Haced lo que os dicen, mas no hagáis lo que hacen; o también para que no se dijera al mismo pueblo que alababa con la boca a Dios, mas no con el corazón: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí; pronuncia, pues, con los labios, alaba con el corazón. Con el corazón se cree en orden a justicia y con la boca se confiesa en orden a salud. Tal fue hallado aquel ladrón que, pendiendo de la cruz-con el Señor, reconoció al Señor en la cruz. Cuando obraba milagros no le conocieron otros; éste le reconoció pendiente de la cruz. Teniendo aprisionados todos los miembros, puesto que las manos y los pies estaban clavados y todo el cuerpo adherido al madero, no quedaba miembro libre; sólo la lengua y el corazón gozaban de plena libertad; con el corazón creyó, con la lengua confesó. Acuérdate, dice, de mí, ¡oh Señor!, cuando estuvieres en tu reino. Él contaba con su futura salud para lejos, se contentaba con recibirla después de pasado un largo tiempo. La aguardaba para lejos, pero el día no se hizo esperar. Él dijo: Acuérdate de mí cuando estuvieres en tu reino; y Jesús le respondió: En verdad te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso. Hoy, dice, estarás en el paraíso. El paraíso tiene árboles de felicidad: hoy estás conmigo en el árbol de la cruz; hoy estarás conmigo en el árbol de la salvación.
San Agustín, Comentario al salmo 39,15
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