lunes, agosto 22, 2016

Santa Mónica

Conocemos por las menciones de San Agustín en las Confesiones los rasgos más importantes de nuestra santa: (331) su educación cristiana desde niña, su casamiento con Patricio, aquel hombre tierno por momentos, pero malhumorado en otras ocasiones, a quien convirtió a base de paciencia y saber llevarse con él, su permanente cuidado de la educación de sus hijos, sobre todo de San Agustín, a quien siguió y casi persiguió hasta Roma y Milán, su alegría por la conversión del hijo y más alegría aún al verlo decidido a consagrarse a Dios, su muerte, en fin, en Ostia, el puerto, en aquel entonces, de Roma.

Su esposo Patricio empezó a prepararse para el bautismo cuando San Agustín contaba con 15 ó 16 años y murió bautizado el año 371, cuando su hijo tenía 17. Había triunfado el verdadero amor. Él terminó rendido a sus pies, amándola, admirándola y aceptando su fe. Ella tenía cuarenta años. Su vida ejemplar continuó después de la muerte de Patricio. La viuda Santa Mónica dedicará su atención y esfuerzo a sus hijos y a su Dios.

 El conocimiento de las facetas más importantes de la santa puede convertirse en semilla que germine y fructifique la imitación de sus virtudes y la segura confianza de su intercesión en muchas esposas, madres, y viudas cristianas. Veamos uno de los aspectos en la vida de nuestra santa.

El matrimonio de Mónica

¿Cómo vivió Santa Mónica esta comunidad de amor en su matrimonio, con un hombre pagano? Penetremos en el templo de su hogar en Tagaste para vivir el sacrificio de una "víctima viva, santa, agradable a Dios".

"Educada en la modestia y en la sobriedad, mi madre estuvo sujeta más por ti a sus padres que por sus padres a ti. Tan pronto como llegó a la plenitud de la edad nubil, se le dio un marido al que sirvió como a su señor. Se esforzó en ganarle para ti, hablándole de ti con el lenguaje de las buenas costumbres. Con ellas la ibas embelleciendo y haciéndola respetuosamente amable y admirable a los ojos del marido". (Conf. IX, 9, 19)

No sabemos con exactitud cuántos años tenía Mónica al casarse con Patricio —así se llamaba su esposo—; probablemente había cumplido los 21. Patricio, el modesto terrateniente y empleado municipal de Tagaste era más entrado en años.
No podemos dejar pasar inadvertida la circunstancia del paganismo de Patricio. De ella se derivaron muchas de las heroicas actitudes de la vida matrimonial de Mónica que realzan la personalidad de su santidad. Decir pagano es estar al margen de la fe del verdadero Dios, a quien amaba y servía Mónica. Su Palabra revelada era la luz verdadera que iluminaba el ser y el actuar de la esposa santa, mientras Patricio caminaba en las tinieblas y oscuridad del error, preso de sus pasiones desordenadas.

San Agustín reconoce el interés de su padre por sus estudios, haciendo gastos que estaban por encima de sus bienes.
"Aquel año quedaron interrumpidos mis estudios. A mi vuelta de Madaura, ciudad cercana donde había iniciado los estudios de literatura y oratoria, ya se estaban haciendo los preparativos para un viaje más lejano, Cartago. Estos corrían a cargo de mi padre, vecino de Tagaste y económicamente débil, aunque con un empuje digno de todo elogio". ( Conf. II, 3,5).

Los mismos ciudadanos de Tagaste felicitaban a Patricio por los sacrificios que realizaba en los estudios de su hijo.

"¿Quién no iba a hacerse lenguas de aquel hombre que era mi padre que por encima de sus posibilidades económicas se gastara en el hijo todo cuanto fuera necesario tanto para un viaje tan largo como para los estudios que iba a realizar? Personas había mucho más pudientes que no abrigaban tales proyectos para sus hijos".(con. II,3,5).

San Agustín también reconoce que, en medio de sus defectos, "era mi padre un hombre básicamente afectuoso" (Conf. IX, 9, 19). Patricio dejaba en libertad a Mónica para que impartiese la educación cristiana a sus hijos, pero sus acciones paganas eran otras tantas espinas que punzaban la vida espiritual de la santa.

Espinas en el rosal del matrimonio de Mónica
 
Los principios cristianos de Mónica fueron sacudidos por las ideas y actitudes paganas de Patricio. Mónica, que había recibido una educación cristiana cual correspondía a la hija de una familia creyente:

 "Toleró los ultrajes de sus infidelidades conyugales hasta el punto de no tener en este aspecto la más mínima discusión con él. Esperaba que tu misericordia descendiese sobre él. La castidad conyugal vendría como consecuencia de su fe en ti ". (Conf. IX, 9,19).

Nuestra santa tenía mucho cuidado de oponerse a su marido enfadado, no sólo con los hechos, sino ni siquiera con la menor palabra. "Pero cuando le veía tranquilo y sosegado, aprovechaba la oportunidad para hacerle ver su comportamiento cuando su irritación se había pasado de raya". (Conf. IX, 9, 19)

Podemos imaginarnos a Mónica acudiendo a la Iglesia y a Patricio al templo pagano. Una, adorando al verdadero Dios; otro, a Júpiter, padre de los dioses de la mitología romana. Mónica meditando la Sagrada Escritura y Patricio entretenido en la descripción de las orgías de Baco, Venus y demás dioses del imperio romano. La esposa guardando amorosa fidelidad y el marido traicionándola con otras mujeres. Mónica inculcando la fe y la vida cristiana en los hijos y Patricio gozándose en los comportamientos paganos…… ¡Incruento sacrificio que Mónica día a día presentaba al Padre de las misericordias y Dios de toda consolación, desde lo más íntimo de su corazón! Así era el rosal del matrimonio de Mónica: las rosas de su amor cristiano y las espinas del paganismo de Patricio.

Mónica había enraizado su vida en el amor divino sin medida, lo alimentaba con la Palabra de Dios y la Eucaristía y, así fortalecida, era testigo del amor que perdona, que se entrega, que no busca su interés, que paga el mal con el bien, y no tomaba en cuenta las ofensas de Patricio; esperaba que un día, su marido viviese las dulzuras del amor de su maestro interior. Sabemos que Patricio se convirtió y murió cristiano católico.

"La caridad hace que sea ligero lo que los preceptos tienen de duro. Sabemos lo que es capaz de hacer el amor: ¡Cuántas calamidades han sufrido los hombres, por cuántas deshonras han tenido que pasar y tolerar para llegar al objeto de su amor!" (Sermón 96,1) "Porque todas esas cosas feroces y atroces las hace fáciles y casi nulas el amor". (Sermón 70,3) "Ama y haz lo quieras; si callas, clamas, corriges y perdonas, calla, clama, corrige y perdona movido por el amor”.(Epístola de San Juan a los Partos, Tratado VII, 8).

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Acerca de este blog

La Comunidad de Madres Mónicas es una Asociación Católica que llegó al Perú en 1997 gracias a que el P. Félix Alonso le propusiera al P. Ismael Ojeda que se formara la comunidad en nuestra Patria. Las madres asociadas oran para mantener viva la fe de los hijos propios y ajenos.

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