miércoles, abril 27, 2016

La libertad que ama la verdad es el camino para la vida

El por qué y el para qué en Dios
   
        En un coro cada una de las voces es independiente pero se armoniza y vibra con las otras, las apoya y es apoyada. Si uno canta a capricho no contribuye a recrear la obra, más bien la destruye.

        Del mismo modo, el camino de una vida lograda es recorrido por la libertad en armonía con la verdad. Nuestra verdad plena es una sinfonía que cada uno debe interpretar a su manera, usando su libertad. No es autónomo el hombre para establecer lo que está bien o mal, sino para adecuarse a la realidad; el hombre descubre la verdad, no la crea: sin su aceptación activa la verdad no se le revela, pero él no es su dueño: se la apropia adecuándose a ella libremente.

        Vemos, así, que la verdad –libremente aceptada, pero sólo porque es la verdad– se hace camino para la vida: "La entrega libre y necesaria al enamoramiento auténtico es la forma suprema de aceptación del destino y eso es lo que llamamos vocación" (Julián Marías).

        Dicho de otra manera, cada uno se encuentra ante la necesidad de decir libremente sí o no al modo en que Dios ha decidido, amorosamente, organizar las cosas y, especialmente, al modo en que Dios lo ha querido a él. El descubrimiento de la vocación será, entonces, el encuentro de cada uno consigo mismo, la mirada sobre sí mismo, tal como Dios le ve. Para verse así hay que descubrir el "porqué" y el "para qué" de la propia vida.

        El porqué es fácil: se nos ha revelado. Dios creó las realidades inanimadas, los vegetales y animales, mandándolas existir ("Dijo Dios: Hágase la luz, y se hizo la luz" (Gn 1, 3) al servicio del hombre. Pero al ser humano lo creó llamándole por su nombre, por amor, y lo ha hecho partícipe de su propia vida. Cada ser humano, único y e irrepetible –lo ha recordado tantas veces Juan Pablo II–, recibe la vida de Dios para ser no algo, sino alguien: alguien a quien Dios se dirige hablándole de tú y le llama a vivir con Él para siempre. Alguien que puede llamar Tú a Dios.

        Tener conciencia de esta realidad significa reconocer a Dios como nuestro origen y nuestro fin. Dios en la creación no ha hecho más que iniciar algo que completará después con la colaboración del hombre: ese es el para qué. Por eso nuestra norma primaria de actuación es vivir la libertad conscientes de nuestro origen y nuestro fin: en actitud de entrega, de diálogo con Dios, de correspondencia.

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Acerca de este blog

La Comunidad de Madres Mónicas es una Asociación Católica que llegó al Perú en 1997 gracias a que el P. Félix Alonso le propusiera al P. Ismael Ojeda que se formara la comunidad en nuestra Patria. Las madres asociadas oran para mantener viva la fe de los hijos propios y ajenos.

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