JOSÉ: Hombre de fe. - 5-
José creyó a pesar de todo. Como María. Y su fe
crecía por su cercanía con los dos. O mejor, en la convivencia con ellos.
Acudía todos los sábados a la pequeña sinagoga del pueblo para escuchar la Ley
y los Profetas, y rezar con los salmos. Su casa era un “tabernáculo” vivo, un
lugar de oración, un hogar santo.
Le manda el ángel, en nombre de Dios, salir del
pueblo y huir a Egipto, y obedece. Y permanece allí, en la más absoluta pobreza
y desamparo humano, pero apoyado siempre en el que todo lo puede, confiando en
él y a la espera de lo que Dios le pida. Dime tú si era fácil para él creer en
tales circunstancias y en situaciones tan adversas. Pero en ellas se
consolidaba su fe y se acrecentaba.
Modelo de fe para ti, para todos. Porque tu fe
podría decaer o decrecer en las dificultades y problemas, las dudas podrían
tomar cuerpo dentro de ti porque no ves lo que tienes que creer. Modelo también
para ti si te has lanzado a la hermosa aventura de seguir creyendo e ir
consolidando tu fe, pase lo que pase
y utilizas los medios más pertinentes para
continuar en un camino de segui-miento de Jesús y nunca decaer en tu propósito.
Agradece al Señor el ejemplo de José y también su protección.
Termino con otras estrofas del mismo himno de la
Liturgia de las Horas de la fiesta de san José:
El alba mensajera
del sol de alegre brillo
conoce ese martillo
que suena en la madera.
La mano carpintera
madruga a su quehacer,
y hay gracia antes que sol en el taller…
Sencillo,
sin historia,
de espaldas a los laureles,
escalas lo niveles
más altos de la gloria.
¡Qué asombro, hacer memoria,
y hallarle a tu ascensión
tu hogar, tu oficio y Dios como razón.
P. Teodoro Baztán Basterra
Bebieron de la Fuente. Pág. 21
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