POESÍAS DEL ASCENSO DEL HOMBRE HACIA DIOS
TÚ estás también en el pecado mismo
como en la sombra el sol.
Hay algo que te anhela
en cada anhelo y en cada pasión.
Y cada crimen lleva en el impulso
que lo mueve, empezada
su propia redención.
Separa tú la paja
de los granos, Señor,
en la turbia cosecha de mi vida,
florida de pasión.
Yo, Señor, te lo ofrezco todo junto:
el anhelo y la angustia y el gozo y el dolor
¡y el surtidor esbelto de plata y sol que fluye
como un llanto invertido, sobre mi corazón!
José María Pemán.
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