domingo, febrero 28, 2016

III Domingo de Cuaresma C Reflexión

 A lo largo de toda la cuaresma estamos oyendo repetidamente una palabra que, quizás por tanto oírla, podría pasar desapercibida. La pronuncia el mismo Jesús, la Iglesia la hace suya, especialmente en la liturgia, y también nosotros si queremos vivir fuertemente el tiempo de cuaresma. Y toda nuestra vida. 

Esta la palabra es conversión. Comienza Jesús su predicación diciendo: convertíos y creed en el evangelio. Este va a ser el objetivo de toda su predicación. Oímos estas mismas palabras cuando se nos impuso la ceniza el primer día de la cuaresma. Hoy, Jesús, emplea unas palabras más duras. Dice: Si no os convertís, pereceréis de la misma manera.

¿Y qué significa este término? Más de uno podrá pensar que conversión es cosa de otros tiempos: los grandes convertidos, como Pablo, Agustín y miles más a lo largo de la historia. No  se trata sólo de pasar del hecho de no creer en nada a creer en Cristo, ni  de la vuelta a la práctica de la fe de aquellos que la habían abandonado o de la conversión de los grandes pecadores. 

Todos somos pecadores (que levante la mano quien no lo sea). No sólo porque pecamos de vez en cuando, sino porque hay arraigadas en nosotros ciertas actitudes de pecado: la ambición de tener más por el hecho de tener, o la pereza para no comprometerse en nada o muy poco, el rencor o el odio a aquel o aquella que nos ha hecho algún daño por grave que sea, la crítica a quien no piensa o no actúa como nosotros, la falta de respeto en muchas ocasiones, la indiferencia ante los problemas de los demás, la lujuria, la violencia doméstica aunque no sea física, etc., etc.

La conversión, en estos casos y en muchos más, significa dejar ese pecado y vivir según el ejemplo y enseñanzas de Jesús. La verdad es que Dios tiene sus planes y proyectos para cada uno de nosotros. Creer en Jesús, amarle, intentar revisar nuestra vida y programarla de acuerdo con sus ejemplos y enseñanzas, es el camino obligado para todos los cristianos. 

Quien se pone en camino para seguir a Jesucristo, o se reafirma en él, ya está recorriendo un proceso de la conversión. Y dará los frutos que espera Jesús. Frutos de paz, de amor, de fidelidad, de servicio al hermano, frutos de Palabra de Dios acogida y cumplida, de una fe inquebrantable en el Dios de la vida y en Jesús su Hijo, de defensa de la vida desde el momento de la concepción hasta el final, de atención y ayuda a los más débiles, etc.

Cristo pone ante sus oyentes la imagen de la higuera estéril, la decepción del propietario que la plantó esperando fruto, y el cariño del viñador que la cultiva y la abona, y que ruega al dueño de la higuera una nueva oportunidad. Pero ambos están de acuerdo en que si la higuera permanece estéril habrá que arrancarla.
 
¿Qué nos dice Jesús con esta parábola? Él nos ha plantado en su propia viña, que es la Iglesia, nos
cultiva con cariño (su Palabra, los sacramentos, la eucaristía, etc.), nos riega permanentemente con su gracia y su perdón, y… quizás no damos el fruto que él espera de nosotros.

No basta, por tanto, que estemos plantados en la Iglesia; hay que actuar. Dirá en otra ocasión: No todo el que dice Señor, Señor, entrará en el Reino de los cielos, sino aquél que cumple la voluntad de mi Padre. No es suficiente rezar, aunque sea bueno y necesario. Hay que vivir según las exigencias del Evangelio.

Los primeros en convertirse deben ser los cristianos. Que seamos más creyentes, más y mejores practicantes, más operantes.  Cristianos que sepan pensar, actuar y amar como Cristo. Para cambiar las cosas de este mundo, para llenarlo de un espíritu nuevo, a favor de la vida y no de la muerte…
Unas palabras de Benedicto XVI en su despedida fueron estas: Que experimentéis todos la alegría de tener a Cristo como el centro de vuestra vida. Si así fuera, nuestra vida ten dría pleno sentido y no andaríamos “despistados”, es decir fuera de pista, fuera del camino en que vivimos nuestra fe. Caminar con Cristo es señal inequívoca de salvación. A esto nos invita hoy Jesús.
 P. Teodoro Baztán Basterra

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