¿Aborto seguro y legal?
El miércoles 16 de abril de 2008, la
Asamblea parlamentaria del Consejo de Europa aprobó una resolución sobre el
aborto. En ella se pide a los países miembros que legalicen el aborto, si
todavía no lo han hecho, y que permitan a las mujeres el ejercicio del
“derecho” a poder acceder a abortos seguros y legales.
En realidad, estamos ante un enorme engaño. ¿No consiste el aborto en
eliminar una vida humana inocente? ¿Hay mayor daño que el ingerir una sustancia
química destinada a provocar la muerte del hijo en las entrañas de su madre?
¿No es un riesgo enorme para cualquier embrión o feto la acción criminal de
unos instrumentos “sanitarios”, aunque estén higiénicamente esterilizados?
En otras palabras, el aborto es contrario a la seguridad y a la
protección que merece cualquier vida humana, un gesto destinado a dañar y a
destruir al no nacido.
Además, ¿qué tipo de justicia puede existir cuando se pide la aprobación
de leyes que vayan contra uno de los derechos humanos fundamentales: el derecho
a la vida? Tal derecho vale no porque otros lo aprueben, sino por el simple
hecho de empezar a existir como seres humanos. Es decir, desde el momento de la
fecundación.
El Consejo de Europa acaba de escribir una triste página de su historia.
Lo ha hecho con la excusa de “proteger a las mujeres” frente a los abortos
“peligrosos”. Lo ha hecho con la idea engañosa de que la mujer tiene derecho a
la “integridad física” y a un libre control sobre su cuerpo, cuando en realidad
se permite la destrucción de la integridad física, de la vida y del ejercicio
futuro de la libertad de los embriones y fetos.
Despenalizar o legalizar el aborto es siempre un grave error jurídico y
humanitario, porque declara como aceptable un acto injusto: la supresión de una
vida inocente. Lo cual ha provocado ya la muerte de millones de seres humanos
antes de nacer, muchos de los cuales (en algunos lugares más del 50 %) eran
mujeres...
A los hombres y mujeres de a pie nos queda, frente al poder de
organismos supranacionales que sirven a la cultura de la muerte, la tarea de
dar una respuesta decidida y firme a favor de la justicia y de los derechos
humanos.
De este modo será posible algún día que ningún hijo sea eliminado en el
seno materno, y que todas las mujeres sean apoyadas y asistidas durante los maravillosos
meses del embarazo que son la primera etapa de la existencia de cualquier vida
humana.
0 comentarios:
Publicar un comentario