II DOMINGO DE NAVIDAD - LectioDivina -
Lecturas
Eclesiástico 24, 1-2. 8-12
En el centro de este capítulo se encuentra un discurso de la Sabiduría. Este capítulo consta de dos grandes partes. La primera (vv. 1 -22) pone las palabras en boca de Ben Sirac; la segunda (v. 23-34) incluye una reflexión del sabio.
La primera estrofa (vv. 1-2) sirve de introducción a todo el discurso y presenta a la Sabiduría que dirige la palabra en el marco de una asamblea litúrgica. La segunda (v. 7-11) describe el recorrido de la Sabiduría por todo el universo hasta que encuentra una morada en el pueblo de Israel.
En la Biblia, el hecho de alabarse a sí mismo (v. 1) tiene en general un sentido peyorativo, a no ser que se trate de gloriarse en Dios o de gloriarse en “la Ley de alabanza del Señor”. El hecho de gloriarse en la asamblea y en la presencia del Altísimo crea desde el comienzo una atmósfera cultual. El Poder, puesto en paralelismo con el Altísimo indica que es otro nombre de Dios, vinculado en sus acciones en el mundo.
El paso de la Sabiduría desde su trono a la columna de nube hasta su instalación en el templo sería entonces el último acto de la creación. El Creador completa su obra cuando dice: “Levanta tu tienda en Jacob y fija tu herencia en Israel” (v. 8). Los vv.10-12 atraen la atención sobre la expansión geográfica de su lugar de su residencia: el templo de Sión, Jerusalén, todo el pueblo de Israel.
Efesios 1, 3-6. 15- 18
El texto está dentro de los vv. 1-23. Hay un encabezamiento en el “deseo de la gracia”. Nuestro texto (vv. 3-18) está dentro de los dos exordios: 1, 3-14 y 1, 15-23). La clave de todo el fragmento es la fórmula típicamente paulina “en Cristo”, que aquí aparece repetidamente : v. 3, “en Cristo”; v. 4: “en Amado”; en vv. 7, “en él”; v. 10: “Cristo”; v. 11: “por quien”; v. 13: “en él”.
Si la bendición de Cristo existía “antes de la fundación del mundo, no es de extrañar que diera sus frutos antes de la apariencia visible de Cristo. Más tarde, Pablo va a hacer un elogio de los lectores en acción de gracias “en mis oraciones”. Dice que ha tenido noticias de su fe (v. 15), lo cual es poco si se refiere a Éfeso, donde pasó tres años .Junto a la fe, nombra la caridad (amor cristiano) y asigna un destinatario a cada una de esas virtudes: “vuestra fe en el Señor Jesús y vuestra caridad para con todos los santos”; eso responde a la tendencia a concentrar en la fe toda nuestra relación con Dios y en la relación nuestra relación con el prójimo.
En el v. 17 señala la necesidad de conocer a Dio pero también conocer fin último, expresado como “gloria” y como “herencia”.
Juan 1, 1-18
Estamos en el prólogo solemne del cuarto evangelio. El Verbo existe eternamente junto al Padre: se afirma la unidad y la distinción del Verbo y de Dios, y la divinidad del Verbo. La concepción del Verbo junto al Padre pone de relieve que Dios es Palabra y comunicación eterna. El término “Verbo” remite también a la Palabra creadora, reveladora y salvadora.
El Verbo es creador, vida y luz de los hombres. La acción iluminadora del Verbo es rechazada por las tinieblas: “la luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no la recibieron”. Es el rechazo de Jesucristo, es el rechazo del mundo para con el Creador y el rechazo de los suyos (el pueblo elegido) a la revelación (Palabra) en el AT. Probablemente, el evangelista tiene también en su mente, sobre todo, el rechazo a Jesucristo, el Verbo encarnado tanto en su ministerio público como en la fase de la predicación apostólica.
El testimonio del Bautista. Es un inciso, se menciona a Juan el Bautista e inmediatamente se
Meditación
Ha comenzado el año nuevo y cada día se presta ahora a una reflexión en la que la admiración, la acción de gracias y el perdón son una base suficiente para tomar conciencia del paso del tiempo pero, a la vez, del paso de Dios en nuestra vida y en historia ya sea personal, comunitaria o eclesial.
El Prólogo de Juan es un canto a la Vida y a la Luz. Una vida, la nuestra, dentro del plan de Dios y en su propio momento histórico en el cual todo Dios se hace presente, nos crea, nos redime, nos santifica y nos promete el Reino. En realidad es así como debe comenzar nuestra admiración y nuestro agradecimiento: ¿qué el hombre para que te acuerdes de él? (Salmo 8, 5). Tal vez sea la admiración lo que menos se prodiga y precisamente cuando tenemos una ansiedad tal de novedades que luego se esfuman con rapidez y no nos causan sino más incertidumbre. Por otro lado, saber y querer conectar nuestra existencia a la voluntad de Dios, nos animar a dar a cada día como a todo el año, un sentido más trascendente, más novedoso y más verdadero.
En el anochecer de este día estamos un tanto inquietos y queriendo pronto tocar de inmediato el sueño de un futuro que lo soñamos más feliz aunque en nuestro interior cabe la duda de un año nuevo con más problemas, más inquietudes y hasta más fracasos. ¿Dónde queda el amanecer de todo un año pasado que ha sido un renuevo, una nueva creación, un hacer nuevas todas las cosas y dejar que los seres creados cumplan con la finalidad que se les asigna y que nosotros tengamos fe para poder exclamar con alegría?:¡Señor, Dios nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra! (ib. 8, 2).
Falta la admiración porque la creación renovada ni uno mismo son mirados desde el corazón; es como si cada día vemos todo tan natural que la referencia del Dios Creador y Padre queda envuelta en una nube, como si nuestra persona fuera incapaz de exigirse a sí misma una visión más sobrenatural. Por eso, nos pretendemos hacernos dueños de todo: de la vida que nos ha sido donada, de la creación que es una manifestación del amor de Dios, de la felicidad que tiene su origen y fin en Dios, de una vocación al amor… Total: que nos olvidamos de Dios y campamos como si todo fuera “normal y hasta obligado” y reaccionando mal y pronto cuando no nos gusta lo que se presenta ante nosotros.
Al comenzar el año, y en nuestra condición de creyentes, la admiración es un reto: comprender que lo que somos y tenemos nos lo concede Dios; que la humanidad no es sin más una millonada de hombres y mujeres sino que todos han sido elegidos y llamados para ser hijos de Dios. Esta admiración, que procede de la fe -el don más hermoso con el que hemos sido regalados- nos sitúa a valorar las cosas, el tiempo, las personas, los acontecimientos… con un canto constante de gratitud al Dador de todos los dones.
El agradecimiento es la única respuesta válida ante Dios y ante los demás mientras que el vivir sin dar valor a lo espiritual, nos aleja totalmente de nuestro Principio y de nuestro Fin. El agradecimiento es la constatación más clara de la presencia de Dios, en el sentido que expresa san Agustín: nos ha hecho para Ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti (Confesiones 1, 1, 1).
ORACIÓN
Señor: Tú nos has dado el don de la vida pero ésta no puede entenderse sin tu Vida, la que anuncia el Evangelio y que Tú has hecho realidad. Todo es regalo tuyo. Gracias.
Gracias por la fe que lleva a la vida (Jn 3, 14-16)
Gracias por el agua viva que salta a la vida eterna (ib. 4, 10-14)
Gracias por la Palabra de vida (ib. 5, 19-30)
Gracias por el Pan de la vida (ib. 6, 25-58)
Gracias por la Luz de la vida (ib. 8, 12)
Gracias por el Pastor que da la vida eterna a las ovejas (ib.10, 10-16, 27)
Gracias porque Cristo es Resurrección y vida (ib. 11, 1-41)
Gracias por decirnos que quien odia su vida en este mundo la guarda para la vida eterna (cf. ib 12, 25)
Gracias porque la vida eterna es un don del Hijo (17, 2-3)
CONTEMPLACIÓN
Hay que repetirlo con frecuencia: «salieron de nosotros, pero no eran de los nuestros; porque si hubiesen sido de los nuestros hubiesen permanecido ciertamente con nosotros». ¿Queréis saber, hermanos, con cuánta verdad se dijo que los que tal vez salieron y volvieron a entrar no son anticristos, es decir, contrarios a Cristo? Es imposible que permanezcan fuera los que no son anticristos. Por su propia voluntad, toda persona o es anticristo, o está en Cristo. O somos miembros suyos o somos malos humores. Quien cambia mejorando es miembro del cuerpo, quien, en cambio permanece en su malicia, es un mal humor. Cuando salga fuera se sentirán aliviados aquellos a los que oprimía dentro. «Salieron de nosotros, pero no eran de los nuestros, porque si hubiesen sido de los nuestros hubiesen permanecido ciertamente con nosotros. Pero salieron para manifestar que no todos eran de los nuestros». Añadió para manifestar que incluso cuando están dentro no son de los nuestros. Están ocultos, pero se manifiestan al salir.«También vosotros tenéis la unción del Santo que os ayuda a manifestaros a vosotros mismos» (1 Jn 2, 19-20). La unción espiritual es el mismo Espíritu Santo, cuyo sacramento consiste en la unción visible. Juan afirma que todos los que tienen esta unción de Cristo conocen a los malos y a los buenos, y no tienen necesidad de ser enseñados, porque las misma unción les enseña (Comentario a la 1ª Carta de san Juan 3, 1.3-5).
ACCIÓN
Que cada día sea un canto de agradecimiento a Dios: “gracias, Señor, por el don de la vida y el don de la fe.
indica su misión: “vino para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran en él”. El Verbo es la luz verdadera que ilumina a todo hombre; se presenta en en persona, toma “carne” (en-carna-ción), se hace hombre caduco (Gálatas 4, 4).
P. Imanol Larrínaga
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