domingo, diciembre 28, 2014

LA SAGRADA FAMILIA: JESÚS, MARÍA y JOSÉ

Lectio Divina
LECTURAS                                                                                               Eclesiástico 3, 2-6,12-14

    El autor aborda un tema que considera clave y sobre el que volverá con frecuencia a lo largo del libro: la relación de los hijos con los padres. Esta relación filial exige honrar, respetar y servir a los progenitores de palabra y con las obras. Lo comenta con reflexiones sapienciales y con exhortaciones de inspiración deuteronomista.

    El maestro asume el papel del padre, tratando a los alumnos de hijos; prolongando así la actividad de los padres que ejercieron el papel de maestros (ef. Prav 1,6; 2,1; 3,1; 4, l. 10; 5,1; 10, 1). La autoridad de los padres es institución divina para la salvación.

    Un serie de consejos prácticos ayudan a un mejor cumplimiento del cuarto mandamiento; no gloriarse nunca en la deshonra de los padres (a ellos le debemos la vida) y no ser para ellos un motivo de pesar. El autor sabe asimismo que es más eficaz la educación que con reprensiones y reproches.

Colosenses 3, 12-21

    Después del Bautismo, la mirada del cristiano tiene que reorientarse hacia arriba, porque allí está el nuevo centro hacia donde convergen los deseos (ef. Le 12,34). La vida del cristiano se caracteriza como una unión indisoluble con Cristo. Pero mientras en 2, 12 -13 parecía que ya estaba todo hecho, esta sección mantiene la tensión entre el ya y el todavía no, característica del NT.

    Cuando se manifieste Cristo que es nuestra vida... (3, 4): Cristo es considerado como la vida (cf Jn 11, 25). Por ahora, nuestra participación en la vida nueva está oculta con Cristo en Dios. Pero se revelará en plenitud cuando Cristo se manifieste y entonces también vosotros apareceréis con Él, llenos de gloria (ef. Flp 3, 20-21).

    Dado que los fieles son amados por Dios deben responder comunitariamente al amor divino, que se manifestó especialmente en el perdón de los pecados (ef. 3, 13). A los israelitas se les llamaba “santos y amados”: la Iglesia es el nuevo Israel y los miembros de la comunidad de Jerusalén eran llamados los “santos de Jerusalén”. La novedad tiene que reflejarse en las relaciones mutuas; se mencionan cuatro virtudes: la benevolencia, la humildad, la dulzura, la paciencia. Y con la recomendación siguiente el autor toca una de las fibras más sensibles del cristiano: la tolerancia y el perdón, como Cristo los vivió en la cruz y lo recomendó en el Padrenuestro.

    Lo que importa es hacerlo todo en nombre del Señor Jesús (3, 17), es un principio cristológico. Todo se hace y se agradece por mediación de Cristo, por medio del cual todas las cosas han sido creadas y redimidas. Los cristianos manifestamos la mediación de Cristo en dar gracias a Dios y también en la entrega de nuestra vida por Él.

    Como en la carta a los Efesios y en la Primera de Pedro, a partir del v. 18, se añaden algunos consejos prácticos para la situación en que se encuentran. Si por una parte acepta la desigualdad de grado, por otra insiste en deberes correlativos, entre marido y mujer, padre e hijo, amo y esclavo. Todo ha de suceder con sentido religioso: como al Padre le agrada, por respeto al Señor, sirviendo al Señor, un amo en el cielo. Los consejos prácticos están condicionados culturalmente. Pero el hecho de bajar de la doctrina a la práctica es una enseñanza o ejemplo permanente.

Lucas 2, 22-40

NOTA.- Este año la fiesta de la Sagrada Familia se celebra en este día, no en domingo. Por ello mismo, encontramos que el texto evangélico es el mismo de ayer. Por lo cual, y para evitar repeticiones, el comentario al texto se reduce a Lc 2, 36-40.

    Ana es llamada "profetisa", mujer consagrada a Dios e intérprete de sus designios (ef. Éx.15, 2; Jue 4, 4). La literatura rabínica reconocía siete profetisas: Sara María, la hermana de Moisés (Éx 15,20), Débora (Jue 4, 4), Ana, la madre de Samuel (1 Sm 2,1), Abigail, la esposa de David (1 Sm 25, 32), Judá (2 Re 22, 14) Y Ester. Tal vez sea un nombre simbólico ya que la Biblia menciona como profetisa a la esposa de Isaías (ef. Is 8, 3). Estas mujeres dieron testimonio con su vida de la voluntad de Dios, y a veces, hablando en su nombre. La tradición cristiana otorga a las viudas un puesto de honor en el servicio a la comunidad (1 Tim 5, 9s).

    Lucas dice respecto de Ana: se presentó en aquel momento y se puso a dar gloria a Dios y a hablar del niño a todos los que esperaban la liberación de Israel (Lc 2,38). Jerusalén es para Lucas el centro predestinado para la obra de la salvación: 9, 3l. 35.53; 13, 12.23; 17, 11; 18,31; 19, 11; 24, 47. 49. 52; Hch 1, 8. El resto del evangelio se encargará de describir la forma concreta de esta liberación tan esperada en Israel.

  El Niño crecía... Se trata de un sumario que sirve de “complemento” a un período desconocido para el evangelista. Jesús, verdadero hombre, se fortalece como un niño judío, corporal y espiritualmente. Un buen comentario a este pasaje es el de Hebreos (4, 15): no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino probado en todo igual que nosotros, excepto en el pecado.

MEDITACIÓN

    Lo que es vital crece y da frutos. Por lo tanto, lo que no es vital no da frutos. Lo que no es vital se termina por cortarlo, tirarlo y a la larga desaparece. La crisis de la familia, por supuesto, de la familia cristiana, no es el de las separaciones; es de vida, de fe y de espiritualidad. En el origen del desconcierto por el que pasa tantas veces la institución familiar hay que poner de manifiesto la ausencia del proyecto de vida generoso y con expresiones dentro y fuera del mismo grupo familiar.

    A la luz de la Sagrada Familia y teniendo presente el texto a los Colosenses, se pueden meditar unos riesgos. Antes de nada, Jesús, José y María oran de manera cercana a la vida; por eso es una vida creativa. De ahí nace ver todo con nuevos ojos: mirada de la mística con una manifestación sincera de su propia identidad. Su vida interpela, es siempre una llamada a vivir...

    Y siguiendo a Pablo encontramos el riesgo de una confianza en los jóvenes. Porque, para ser fecundos hay que privilegiar el pensamiento y la acción de los que pueden engendrar vida nueva, es decir, de los más jóvenes. Cabe otro riesgo: dejar en las manos de los que tienen especial carisma para multiplicar la vida, de los que son más fecundos Por eso, quienes tienen el especial carisma de multiplicar en el espíritu o en el afecto deben hacerlo.

    La Sagrada Familia nos presenta de la manera más humilde pero verdadera el riesgo de lo nuevo. Meditemos este regalo de Dios en Nazaret y en el renacer de cada día. Es el ejemplo de Jesús, José y María.

ORACIÓN

    Señor: somos elegidos tuyos, somos tu pueblo y objeto de tu amor: revístenos de sentimientos de compasión, de bondad, de humildad, de mansedumbre y de paciencia. Con tu gracia podemos soportamos mutuamente y perdonamos siempre que alguno tenga motivos de queja contra los demás. Sobre todo, que tengamos presente cómo Tú nos perdonas para que así nuestro perdón tenga tu sello y tu fuerza.

    Revístenos, Señor, de tu amor para que sea el vínculo de nuestra perfección. Y que esa paz que trajiste en la Navidad, que nos la renovaste en la Resurrección y que siempre nos actualizas en los sacramentos de la Reconciliación y de la Eucaristía, reine en nuestros corazones ya que Tú nos has llamado a vivir en comunión para formar un solo cuerpo.

    Señor: que siempre te demos gracias más por lo que haces en nosotros que en las cosas que hacemos. Darte gracias es creer que solo Tú mereces nuestro agradecimiento ya que nuestra vida es una continua bendición tuya.

    Gracias, Señor, por tu Palabra que nos anuncia la Buena Nueva y nos haces escuchar tu voz que puede llegar a nuestro corazón y motivar un cambio de mentalidad y una sincera conversión. Gracias, Señor, porque haces surgir entre nosotros, en tu Iglesia, los profetas que nos enseñen y nos exhorten con toda sabiduría. Gracias, Señor, por regalamos el cántico nuevo, el cántico del amor de Dios, siempre nuevo por eterno. Un cántico nuevo que es tu cántico de paz, es decir, de tu caridad (Ciudad de Dios, 19,24.5). Así podemos convertir nuestra existencia corno un canto a Ti desde un corazón agradecido “con salmos, himnos y cánticos inspirados”.

    Señor: que viviendo en tu presencia y queriendo cumplir tu voluntad, lo que hagamos o digamos, lo hagamos en el nombre de Jesús, el Señor, dando gracias a Dios Padre por medio de Él (Glosa a Col 3, 12-17).

CONTEMPLACIÓN
    Poned atención y tened un poco más de paciencia. Hermanos, considerando que escasea el tiempo y ha de bastar para concluir el sermón. Cuando le dijo María:-Tu padre y yo, con dolor, te estábamos buscando, él contestó: ¿No sabíais que conviene que yo me ocupe de las cosas de mi Padre? Aunque era hijo de ellos, no quería serio en forma que excluyese el ser Hijo de Dios. Hijo de Dios, en efecto; Hijo de Dios desde siempre, el que los creó a ellos. Hijo del hombre, en cambio, en el tiempo, nacido de una virgen sin semen marital; a uno y a otro, sin embargo, tenía como padres. ¿Cómo lo probamos? Ya lo dijo María: Tu padre y yo, con dolor, te estábamos buscando, Ante todo, hermanos, pensando en la instrucción de las mujeres, nuestras hermanas, no hay que pasar por alto la santa modestia de la virgen María. Había dado a luz a Cristo; un ángel se había acercado a ella y le había comunicado: He aquí que concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, a quien llamarás Jesús. Sera grande y llevará el sobrenombre de Hijo del Altísimo (Lc 1,31.32). Aunque había merecido alumbrar al Hijo del Altísimo, era muy humilde; ni siquiera se antepuso al marido en el modo de hablar. No dice: «Yo y tu padre», sino: Tu padre y yo. No tuvo en cuenta la dignidad de su seno, sino la jerarquía conyugal. Nunca Cristo hubiese enseñado a su madre a ensoberbecerse. Tu padre y yo, con dolor, te estábamos buscando. Tu padre, dijo, y yo, porque la cabeza de la mujer es el varón (Ef 5,23). ¡Cuánto menos deben envanecerse las demás mujeres!...

    La respuesta del Señor Jesucristo: Convenía que yo me ocupara de las cosas de mi Padre, no indica que la paternidad de Dios excluya la de José. ¿Cómo lo probamos? Por el testimonio de la Escritura que dice textualmente: Y les dijo: ¿No sabíais que conviene que yo me ocupe de las cosas de mi Padre? Ellos, sin embargo, no comprendieron de qué les estaba hablando. Y bajando con ellos, vino a Nazaret y les estaba sometido (Lc 2,49-51). No dijo: «Estaba sometido a su madre», o: «Le estaba sometido», sino: Les estaba sometido. ¿A quiénes estaba sometido? ¿No era a los padres? Uno y otro eran padres, a los cuales estaba sometido del mismo modo que se había dignado ser Hijo del hombre. Poco ha recibían las mujeres ejemplo de cómo comportarse; recíbanlo ahora los niños, de modo que obedezcan a sus padres y les estén sometidos. ¡Está sometido a sus padres Cristo, a quien está sometido el mundo! (Sermón 51,17-19).

ACCIÓN.- Una excursión “santa” a Nazaret y contemplar a la Sagrada Familia.
P. Imanol Larrínaga




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Acerca de este blog

La Comunidad de Madres Mónicas es una Asociación Católica que llegó al Perú en 1997 gracias a que el P. Félix Alonso le propusiera al P. Ismael Ojeda que se formara la comunidad en nuestra Patria. Las madres asociadas oran para mantener viva la fe de los hijos propios y ajenos.

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