AS SIETE PALABRAS DE JESÚS EN LA CRUZ

 Primera Palabra

Padre, Perdónalos, porque no saben lo que hacen

 Lc 23,34

Jesús se despide con esas palabras desconcertantes. Palabras directas y claras. No hay tiempo de hablar en parábolas. Ha llegado el momento de la más cruda realidad.

Él, que había enseñado la misericordia y el perdón cuando los fariseos le acosaban con la ley, también ahora olvida la ley para practicar el perdón.

La hora es  decisiva. Las pasiones, el amor propio, el criterio humano de justicia... intentarían rebelarse.

Podía, como justo, apelar a la defensa. Podía castigar como juez. Y ni se defiende como justo ni sentencia como juez.

Escoge el perdón. Esta suprema palabra de Jesús en la Cruz pone a prueba las raíces más íntimas de la naturaleza humana.

Jesús perdona por encima de cualquier cálculo y razón. Hace valer la acción divina sobre cualquier actitud humana. Jesús perdona hasta el fondo limpio de su bondad infinita. Sin apelaciones al llamado "amor propio"que siempre nos traiciona. Sin recurrir a la lógica humana que tantas veces es insensatez para Dios...

El que confundía a los doctores, el que devolvía la vista a los ciegos y hacía andar a los paralíticos... el que arrastraba a las multitudes hasta seguirle varios días sin comer... Aquel de quien se decía que hasta los vientos y el mar le obedecen... se refugia ahora en una actitud casi incomprensible: una oración: "Padre, Perdónalos". y la repetiría varias veces: "Padre, Perdónalos, porque no saben lo que hacen"....

¡ Qué lección, Señor! Tu Primera Palabra, ya en la Cruz, es el resumen más rotundo de tu infatigable enseñanza. Tu pernaste a la Samaritana, a Zaqueo, a Magdalena, al publicano, al buen ladrón... Pero es fácil ser generoso cuando no duele en la propia carne. Otra cosa es cuando está en juego nuestra honra... Cuando han hundido nuestro amor propio o han perjudicado nuestros intereses. Ahí no. Exigimos justicia.

Te preguntamos con más razón que Pedro un día: ¿Tambiéna esos  hay que perdonar) ¿Para que sigan burlándose y nosotrosa  perder, a morir? ¿Hasta cuándo? ¿Dónde está nuestro Mesías...?

Tus palabras traspasan, como un terrible escalofrío, el montaje de nuestros juicios. No nos pides que te entendamos... Pero nos enseñas a rezar contigo: ¡Perdónalos, Señor!

Y perdónanos. Y perdona nuestras envidias... nuestra "hambre de justicia"... nuestra vida.

Que aprendamos de Ti que el perdón es la señal que cura.

Que la Cruz es el programa que salvas.

Tomado del libro Las Siete Palabras

P. Donato Jiménez Sanz