LEYES DEL ABORTO Y ESTADÍSTICAS
En algunos países las leyes que han liberalizado el aborto cada año se publican las estadísticas sobre los abortos así llamados "legales".
Con el pasar del tiempo, las estadísticas muestran un aumento o una disminución en el número de abortos.
Ante esos dos fenómenos opuestos, surgen en seguida interpretaciones. Para los grupos pro vida, el aumento de abortos es una gran derrota. Los defensores del derecho al aborto no suelen aplaudir tal aumento como una victoria.
Al revés, cuando se constata que se reducen los abortos, no suele haber gran alegría en los grupos pro vida, pues algunos piensan que los abortos, aunque sean menos, siguen siendo un acto injusto y dañino. Por su parte, algunos defensores del aborto ven la disminución como positiva.
Parece sorprendente que quienes defienden el aborto se alegren cuando disminuyen en número y afirmen que la ley "funciona" como si fuera la causa que lleva a tal disminución. Pero tiene sentido lo anterior desde algo afirmado por no pocos abortistas: cada aborto implica un drama para la mujer.
Porque incluso los que consideran el aborto como algo que debe ser permitido, incluso pagado por el Estado, reconocen lo difícil que es para una madre terminar con la vida de su hijo, y cómo muchas de las mujeres que abortan hubieran preferido no haberse dejado arrastrar hacia esa decisión.
Lo que algunos defienden "mejor la anticoncepción que el aborto" se sitúa en esa misma constatación: el aborto es algo sumamente dramático. Solo que incurren en un doble error: el acceso fácil a la anticoncepción no siempre impide que se inicien embarazos; y la mentalidad anticonceptiva es la que sostiene y alimenta la mentalidad abortista.
En el tema del aborto las estadísticas indican tendencias y muestran situaciones, pero jamás alcanzan a describir lo que sufre una madre que decide pedir la eliminación de su hijo, o se siente presionada a ello.
Por ello, todo esfuerzo para reducir el número de abortos y, sobre todo, para promover una mentalidad a favor de la vida de los hijos antes de nacer, servirá para evitar sufrimientos y, sobre todo, para disminuir el número de uno de los dramas mayores de la humanidad: el del aborto provocado.
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