jueves, agosto 09, 2018

Desnudarse del hombre viejo y vestirse del nuevo

Cuando se leía al apóstol San Pablo, oyó vuestra santidad conmigo estas palabras: Como es verdad en Cristo, despojaos de la primera manera de vivir del hombre viejo, de aquel que se corrompe por los apetitos del engaño; renovaos en el espíritu de vuestra mente y vestios del hombre nuevo, que fue creado según Dios en la justicia y en la santidad de la verdad. Para que nadie piense que debe despojarse de alguna substancia, como se despoja de la túnica, o que debe tomar algo externo, como se toma un vestido, quitándose unas prendas y poniéndose otras, y, por tanto, este carnal entender impidiere a los hombres obrar en su interior espiritualmente, lo cual mandaba el Apóstol, prosiguió hablando y explicó en qué consistía desnudarse del hombre viejo y vestirse del nuevo. Lo restante de la lectura se refiere al mismo entender, ya que contesta al que pudiera decir: ¿Y de qué modo he de desnudarme del viejo y he de vestirme del nuevo? ¿Acaso soy yo un tercer hombre que he de despojarme del hombre viejo, que tuve, y he de tomar el nuevo, que no poseí, de suerte que se entienda existen tres hombres, hallándose en medio aquel que deja el hombre viejo y toma el nuevo? Pues bien, para que nadie se embarace con tal pensamiento carnal y, por tanto, haga menos de lo que se le manda, y se excuse de no haberlo hecho por la oscuridad del pasaje, dice a continuación: Por tanto, abandonando la mentira, hablad verdad. Esto es despojarse del hombre viejo y vestirse del nuevo. Por lo cual, dejando a un lado la mentira, cada uno hable verdad con su prójimo, porque somos miembros unos de otros.

Hermanos, nadie de vosotros piense que debe hablar verdad con los cristianos y mentira con los paganos. Hablas con tu prójimo, y tu prójimo es aquel que nació, como tú, de Adán y de Eva. Todos somos prójimos unos de otros por la condición del nacimiento terreno, y hermanos por la esperanza de la heredad celeste. Debes tener a todo hombre por prójimo tuyo aun antes de que sea cristiano. No conoces qué sea ante Dios; ignoras de qué modo le ha conocido Dios en su presciencia. Algunas veces se convierte aquel de quien te reías porque adoraba las piedras, y ahora, aquel de quien poco antes te mofabas adora a Dios quizá con más fervor que tú. Luego hay prójimos nuestros ocultos entre los hombres, que aún no están en la Iglesia, y hay muchos ocultos: en la Iglesia que están muy lejos de nosotros. Por tanto, ignorando nosotros lo que ha de suceder, tengamos por prójimo a todos, no sólo por lo que toca a la naturaleza de la mortalidad humana, por la cual arribamos a esta tierra con la misma condición, sino también por la esperanza de aquella heredad, porque ignoramos; qué ha de ser quien ahora no es nada.
S. Agustín, Comentario al salmo 25 II,1-3

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La Comunidad de Madres Mónicas es una Asociación Católica que llegó al Perú en 1997 gracias a que el P. Félix Alonso le propusiera al P. Ismael Ojeda que se formara la comunidad en nuestra Patria. Las madres asociadas oran para mantener viva la fe de los hijos propios y ajenos.

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