lunes, junio 04, 2018

Saludo Padre Ismael Ojeda

Queridas Madres Cristianas Santa Mónica de Perú:

Mi recuerdo, aprecio y súplicas ante el Señor por ustedes. Mis disculpas por la demora, el retraso de este saludo, debido a distintos factores. Nada importantes, gracias a Dios.

Ya estoy plenamente enfrascado en el trabajo pastoral de la Parroquia, con alegría y dedicación. Hace algo más de un mes que regresé a Lima. La operación me parece algo del pasado. Me siento muy bien. Muchas gracias por sus oraciones. 

Les copio dos puntos de la exhortación del Papa Francisco sobre el amor y la familia, concretamente sobre el sacramento del matrimonio.

«La Sagrada Escritura y la Tradición nos revelan la Trinidad con características familiares. La familia es imagen de Dios, que [...] es comunión de personas. En el bautismo, la voz del Padre llamó a Jesús Hijo amado, y en este amor podemos reconocer al Espíritu Santo (cf. Mc 1,10-11).

Jesús, que reconcilió en sí cada cosa y ha redimido al hombre del pecado, no sólo volvió a llevar el matrimonio y la familia a su forma original, sino que también elevó el matrimonio a signo sacramental de su amor por la Iglesia (cf. Mt 19,1-12; Mc 10,1-12; Ef 5,21-32).

En la familia humana, reunida en Cristo, está restaurada la “imagen y semejanza” de la Santísima Trinidad (cf. Gn 1,26), misterio del que brota todo amor verdadero. De Cristo, mediante la Iglesia, el matrimonio y la familia reciben la gracia necesaria para testimoniar el Evangelio del amor de Dios».


El sacramento del matrimonio no es una convención social, un rito vacío o el mero signo externo de un compromiso. El sacramento es un don para la santificación y la salvación de los esposos, porque «su recíproca pertenencia es representación real, mediante el signo sacramental, de la misma relación de Cristo con la Iglesia.


Los esposos son por tanto el recuerdo permanente para la Iglesia de lo que acaeció en la cruz; son el uno para el otro y para los hijos, testigos de la salvación, de la que el sacramento les hace partícipes».


El matrimonio es una vocación, en cuanto que es una respuesta al llamado específico a vivir el amor conyugal como signo imperfecto del amor entre Cristo y la Iglesia. Por lo tanto, la decisión de casarse y de crear una familia debe ser fruto de un discernimiento vocacional (Amoris laetitia, 71-72).


Espero que les sirva. En el blog estoy sacando algunas entradas tomadas de la exhortación. Que la Sagrada Familia y la Santísima Trinidad sean el modelo para ustedes como esposas y madres de familia. Pidamos por las Madres Nicaragüenses y Venezolanas... Con estima personal. Dios me las bendiga siempre. Hasta otra,
P. Ismael Ojeda Lozano, oar

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Acerca de este blog

La Comunidad de Madres Mónicas es una Asociación Católica que llegó al Perú en 1997 gracias a que el P. Félix Alonso le propusiera al P. Ismael Ojeda que se formara la comunidad en nuestra Patria. Las madres asociadas oran para mantener viva la fe de los hijos propios y ajenos.

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