miércoles, marzo 07, 2018

Lectio Divina III Domingo de Cuaresma - B-

El comienzo de nuestra reflexión en este domingo tiene como referencia total las palabras del salmo responsorial: Señor, tu tienes palabras de vida eterna. Es cierto que en todo momento encontraremos esta referencia pero en el día de hoy parece formular un aire especial, lleno de esperanza y de alegría.
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En el fondo, es situarnos en una actitud divina en la que Dios da al pueblo la norma por la cual se ha de guiar, el cauce por donde se responde al cometido de ser lo que se es o de hacerse lo que quiere ser. Por ejemplo: No tendrás otros dioses fuera de mí; nosotros predicamos a Cristo resucitado; no convirtáis en un mercado en la casa de mi Padre.

La idea central de este domingo, siguiendo el ejemplo de Juan, consiste en explicarnos que el Antiguo Testamento se basaba en la Ley y en el Templo. En el Nuevo Testamento esas dos realidades quedan asumidas y separadas en Jesucristo: Él es el Templo. Jesús se presenta en el templo cumpliendo un oráculo profético: “no convirtáis la casa de mi Padre en un mercado”. Con su gesto purificador proclama la presencia del “día del Señor”. Lo importante es que Jesús purifica el templo con su vida. Todo el sentido del templo tiene otra visión: Jesús es el verdadero templo de Dios y en Él estamos nosotros.

Tengamos siempre presente alto tan especial: a lo largo de este misterio del amor de Dios, nuestras personas adquieren su verdadero valor. Y, aquí, no tiene cabida ni la soberbia ni la presunción; nos ha elegido la sabiduría de Dios y nos ha introducido en su templo; somos su templo. ¡Qué hermoso y necesario es creer y vivir que Jesucristo nos ofrece la donación libre y amorosa de sí mismo por amor”! Esto crearía en nosotros una atmósfera interior en la que la adoración y la plegaria se unificarían maravillosamente en contemplación viva para reconocer y amar a Dios y sin hacer ningún daño al prójimo.

Lo anterior nos debe conducir a nosotros mismos, a nuestro interior, a la verdad de la respuesta al Señor. Necesitamos reflejar la vida cristiana desde el estilo propio de Jesús y, entonces, el planteamiento de nuestra vida espiritual tendría un estilo interior y exterior de santidad, de fe auténtica y de amor que no tenga medida y que sea como el ejemplo de Jesús. Desgraciadamente, aparecen en escena dioses olvidados, falsedades fabricadas por nuestra mente y que nos cautivan más de una vez con imágenes de un ayer confuso. El Señor, con su ser y su hacer, nos conduce al misterio y es ahí donde la verdad luce, se hace testimonio y ofrece la imagen verdadera de Dios que nos ama y nos quiere conducir hacia la eternidad.

 Nunca mejor que insistir en Dios que nos fortalece en su fuerza y en su sabiduría. Nuestra vida reclama constantemente lógica en el corazón y en la verdad porque solo así se define al discípulo fiel que sigue el camino y hasta anima a los demás para que el ejemplo de Cristo sea motivo de verdad, de amor y de expresión total de fe. Esta es la verdadera realidad ya que parte de Dios que habita en nosotros y vive en comunión con nosotros, La vida cristiana se define solo desde Dios y hace posible que la verdad en su seguimiento mantenga y exprese que se abre al mismo Dios en el templo del corazón.

RESPUESTA desde NUESTRA REALIDAD

            Si lo pensamos bien, puede llamarnos mucho la atención de que no somos muy lanzados a escuchar las palabras de Dios. Pretendemos más ser nosotros los que llevemos  el ritmo, algo así como ser capaces de saberlo y expresarlo, cuando resulta que quien crea, orienta, fortalece… es Dios. Nunca mejor que caer en el contenido del salmo responsorial de hoy para descubrir el plan del Señor y hasta qué punto nuestras personas se adueñan de aquello que procede de la gracia y es camino para que nosotros encontráramos el marco adecuado de escuchar al Señor, de analizar la propia conciencia y de vivir en fidelidad.

ORACION

            Oh, Dios, autor de toda misericordia y bondad, que aceptas el ayuno, la oración y la limosna como remedio de nuestros pecados, mira con amor el reconocimiento de nuestra pequeñez y levanta con tu misericordia a los que nos sentimos abatidos por nuestra conciencia. Por J.N.S.

PENSAMIENTO AGUSTINIANO

            «Se aproximaba ya la Pascua de los judíos y Jesús subió a Jerusalén». Y el evangelista pasa a relatar otro suceso, según él lo recordaba: «Y halló en el templo hombres que vendían bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados. Y habiendo hecho como un látigo de cuerdas, los expulsó a todos del templo, las ovejas y los bueyes, y echó por tierra el dinero de los cambistas, y derribó las mesas y dijo a los vendedores de palomas: Llevad de aquí estas cosas y no convirtáis la casa de mi Padre en casa de contratación». ¿Qué acabamos de oír, hermanos? Observad que aquel templo era sólo una figura y,  a pesar de eso, el Señor arrojó de él a cuantos buscaban sus bienes e iban a traficar. ¿Qué vendían allí? Las víctimss necesarias  para los sacrificios que tenían lugar entonces. Vuestra caridad sabe que aquel pueblo carnal y de corazón todavía de piedra tenía que ofrecer esta clase de sacrificios para que, como freno, le librara de caer  en el culto idolátrico. Por eso inmolaban allí bueyes, ovejas y palomas  (San Agustín en el Comentarios sobre el evangelio de san Juan 10, 4-8).
Fr. Imanol Larrínaga, OAR

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La Comunidad de Madres Mónicas es una Asociación Católica que llegó al Perú en 1997 gracias a que el P. Félix Alonso le propusiera al P. Ismael Ojeda que se formara la comunidad en nuestra Patria. Las madres asociadas oran para mantener viva la fe de los hijos propios y ajenos.

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