domingo, septiembre 18, 2016

XXV Domingo del Tiempo Ordinario -C- Reflexión

    La referencia, como título, indica “domingo ordinario” y, tal vez, estamos un tanto despistados por su significado. Aquí no se trata de un domingo sin más, en el que no se trabaja o se descansa. En cristiano, el domingo es “el día del Señor” y, como tal, estamos llamados a adorar y a alabar a Dios de una manera distinta y más gozosa. Ocurre que muchos domingos no tienen una solemnidad propia (por eso se llaman “ordinarios”) y, sin embargo, son días de adoración y alabanza personal y colectiva, como pueblo de Dios.

    La Palabra de Dios nos lleva a recordar el sentido de los bienes de la tierra, de la oración y de la fidelidad. Cada “sentido” es una llamada de atención personal y social ya que está en juego la veracidad de nuestra fe y el testimonio personal y comunitario que debemos ofrecer como hijos de Dios y como Iglesia.

    El profeta Amós expresa dos verbos que son muy significativos: escuchad y no olvidar. El primero se concentra en el comercio injusto. Esos comerciantes que consideran el sábado como fastidiosa interrupción del negocio, -recordemos que para los judíos el “sábado” era un día con muchas leyes-, hacen de los pobres mercancía humana; los obligan a venderse por deudas mezquinas. El segundo verbo “no olvidar” equivale a no perdonar. Es extraño que Dios “jure por el orgullo de Jacob”: lo más probable es que habla del objeto del orgullo, o sea, por sí mismo. .

    San Pablo concede mucha importancia, -no olvidemos que está formando las primeras comunidades-, a las reuniones de oración; de paso ofrece también algunos consejos o mandatos positivos. Recordemos que los cristianos, aunque difundidos en comunidades sólidas a través del imperio, eran minoría entre la mayoría pagana; habían superado ya algunas persecuciones y seguían pendientes de la honradez y de la buena voluntad.

    A continuación, san Pablo presenta al “mediador” entre Dios y los hombres, es un “hombre” llamado Jesús, cuyo título es Mesías, con el quedan abolidas las mediaciones de otras religiones y cultos. En su vida humana se entregó (a la muerte) como “rescate” de esclavos del pecado, con alcance universal. Con su muerte dio testimonio supremo de amor.

    San Lucas presenta la parábola del administrador que puede sonar desconcertante. Se dice claramente que era deshonesto, el amo lo alaba y Jesús lo presenta como modelo ¿De qué? Leyendo despacio la parábola. caemos en la cuenta de los favores a los deudores. El amo admira el ingenio… Es innegable que ese administrador era hombre de recursos.

    Para nuestra reflexión personal: los bienes nos los ha confiado Dios para administrarlos. Está en juego una situación de emergencia y se van a acabar. Cuanto antes, con ese dinero al que se pegan tantas injusticias, hay que ganarse amigos. Y ¿cuál es la conclusión? Dios mismo, el amo “defraudado”, nos recibe en su “morada eterna”. Y no olvidemos la gran lección: “No podéis servir a Dios y al dinero”. 

NUESTRA REALIDAD
    Dentro de todo el contenido de la Palabra de Dios situémonos ante el dato de la felicidad teniendo en cuenta la afirmación de Jesús: no podéis servir a Dios y al dinero. Ni que decir tiene el contenido de la afirmación y las consecuencias que conlleva ya que la verdad es una. 

    Preguntémonos: ¿dónde está la felicidad que no decepciona?  Pensamos mucho en una continua sensación agradable producida por la satisfacción de unos deseos inmediatos y, también, continuos. Lo que Jesús anuncia es una “plenitud de vida” y esto solamente emerge en la persona que vive abierta al amor, la verdad y la justicia del mismo Dios. En más de una ocasión brota de Dios y claramente se define cuando vamos acercando a la felicidad en la medida que vamos liberándonos de nuestros apegos falsos.

    El no podéis servir a Dios y al dinero debe entenderse desde la referencia a la primera bienaventuranza: “dichosos los pobres del espíritu”. Las demás bienaventuranzas no hacen sino desarrollar esta primera. Su explicación total es: felices los que viven con el corazón liberado y abierto, pues en ellos puede reinar Dios. Tal vez, dejamos muy lejos la enseñanza de Jesús como muy dura y, sin embargo, la respuesta es no dejarse aprisionar por el dinero o una posesión sin límites. 

    Desde el planteamiento de Jesús, que parece tan drástica, se debe deducir una realidad muy positiva: el mismo Jesús invita a construir un mundo más grato y fraterno en el que sepamos compartir nuestros bienes. Las cosas, aunque nos cueste creerlo, no son la fuente de la verdadera felicidad. Las bienaventuranzas solo se entienden a la luz de las palabras de Jesús que nunca debemos olvidar: Buscad el reino de Dios y su justicia, y todo lo demás se os dará por añadidura.
   
Examen y oración
    Muchas veces multiplicamos los juicios negativos juzgando a los demás. Es cierto, como dice la primera lectura, que el mundo, ayer como hoy, “se ha apartado del camino”. Pero, seamos sinceros; el mundo somos nosotros y tal como vivimos -se entiende, en la fe-, se refleja en la realidad de cada día y en nuestro ambiente. Hay una invitación de san Pablo para ser consecuentes: “Cristo vino al mundo para salvar a los pecadores y yo soy el primero”. Esta confesión sincera es actitud que necesitamos vivir y manifestar en la vida ya que somos parte de una Iglesia de Dios que es testigo de Cristo en el mundo. Comprenderemos así el amor de Dios que es misericordia y perdón. Oremos:
    *Oh Dios, que has puesto la plenitud de la ley en el amor a ti y al prójimo; concédenos cumplir tus mandamientos para llegar así a la vida eterna.

    *Acepta propicio, Señor, las ofrendas de tu pueblo, para que alcance en el sacramento eucarístico los bienes en que ha creído por la fe.

    *Que tu auxilio, Señor, nos acompañe siempre a los que alimentas con tus sacramentos, para que en tus misterios y en nuestra propia vida recibamos los frutos de nuestra redención. Por J. N. S.

Contemplación
    ¿Por qué propuso el Señor la parábola del administrador infiel? No le agradó aquel siervo fraudulento; defraudó a su amo y sustrajo cosas, no ciertamente de las suyas. Además, le hurtó a escondidas, le causó daños para cuando tuviera que abandonar la administración. ¿Por qué propuso el Señor esta parábola? No porque el siervo aquel hubiera cometido un fraude, sino porque fue previsor para el futuro, a fin de que se avergüence el cristiano que carece de esta determinación, al ver alabado hasta el ingenio de un fraudulento. Así continuó: . Cometen fraudes mirando hacia su futuro. ¿Mirando a qué vida tomó precauciones aquel mayordomo? Mirando a aquella vida de la que tendría que salir cuando se lo mandasen. Él se preocupó por la vida que tiene un fin y ¿no te preocupas tú por la eterna? Así, pues, no améis el fraude, sino lo que dice: . En el evangelio: “Ganaos amigos con el dinero injusto para que cuando os falte, os reciban en las moradas eternas” (san AGUSTÍN en Sermón 359 A, 9-11).  

Propósito.  Leamos y meditemos el evangelio y examinemos nuestra vida…
P. Imanol Larrínaga.







   




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Acerca de este blog

La Comunidad de Madres Mónicas es una Asociación Católica que llegó al Perú en 1997 gracias a que el P. Félix Alonso le propusiera al P. Ismael Ojeda que se formara la comunidad en nuestra Patria. Las madres asociadas oran para mantener viva la fe de los hijos propios y ajenos.

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