CAMINO DE DIOS
Han crecido colores
en los bordes de la vida.
Sirenas de sangre
encantan mi ser con dulces estrofas.
Pero yo voy solo
cruzando el silencio, y en las manos
el alma, desnuda de tierra,
con el brillo de una mirada de Dios.
Ábreme, Señor,
abre, que vengo cansado de mirar
un horizonte de espejos,
y en el pecho he roto los vasos de engaño
contra las piedras del camino.
Que lluevan las nubes su sombra
que amedrenta mis ojos,
y se asome el cielo azul, muy azul,
para que beses
el ara que irá quemando mi vida.
Jisanz
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