Las Siete Palabras - Cuarta
4. «Dios mío, Dios, mío, ¿por qué me has abandonado?» (Mc 15,34)
Todos nuestros pecados
se hacen hematoma en tu Carne, oh Verbo.
Todos nuestros rictus te deforman el Rostro.
En tu soledad se refugian
todas las soledades de la Historia Humana...
En tu grito vencido
(¡misteriosa victoria!)
detonan, oh Jesús,
todos nuestros gritos ahogados,
todas nuestras blasfemias...
-Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
¿Por qué nos abandonas
en la duda, en el miedo, en la impotencia?
¿Por qué te callas, Dios, por qué te callas
delante de la injusticia,
en Rio o en Colombia,
en Africa, en el mundo,
ante los tribunales o en los bancos...?
¿No te importan los hijos que engendraste?
¿No te importa tu Nombre?
Es la hora de las tinieblas,
del silencio del Padre,para su Hijo.
Es la hora de la fe, oscura y desnuda,
del silencio de Dios, para todos nosotros...
Mons. Pedro Casaldáliga (Balsareny-Barcelona 1928).
0 comentarios:
Publicar un comentario