JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO
SI JESUCRISTO ES TU REY,
¡DÉJALO QUE REINE EN TU MENTE, EN TU CORAZÓN Y EN TUS OBRAS!
¡DÉJALO QUE REINE EN TU MENTE, EN TU CORAZÓN Y EN TUS OBRAS!
Jn 18, 33b-37: Reino que está en este mundo, sin ser del mundo
Escuchad, pues, judíos y gentiles, los de la circuncisión y los del prepucio; oíd todos los reinos de la tierra: “No estorbo vuestro terreno dominio en este mundo, mi reino no es de este mundo”. No os entreguéis a vanos temores, como fueron los de Herodes el Grande ante la noticia del nacimiento de Cristo, dando muerte a tantos infantes para exterminarlo, acuciada su crueldad más por el temor que por la ira. Mi reino, dice, no es de este mundo. ¿Queréis más? Venid al reino que no es de este mundo: venid llenos de fe y no le persigáis llenos de temor. Así habla de Dios Padre en la profecía: Yo he sido constituido por El rey sobre Sión, su monte santo. Pero esa Sión y ese monte santo no son de este mundo.
¿Cuál es su reino sino los que en Él creen, de los que dice: Vosotros no sois del mundo, como yo no soy del mundo? Aunque quisiera que ellos estén en el mundo, por lo cual dijo al Padre: No te pido que los saques del mundo, sino que los preserves del mal. Por eso aquí no dice: Mi reino no está en este mundo, sino no es de este mundo. Y probándolo con estas palabras: Si mi reino fuese de este mundo, mis siervos lucharían para no ser entregado a los judíos, no dice: Mi reino no está aquí, sino no es de acá. Aquí está su reino hasta el fin del tiempo, entremezclado con la cizaña hasta la época de la siega, que es el fin del mundo, cuando vendrán los segadores, esto es, los ángeles, y de su reino recogerán todos los escándalos, cosa que no pudiera ser si su reino no estuviese aquí. Sin embargo, no es de aquí, porque es peregrino en el mundo, según Él dice a su reino: No sois del mundo, mas yo os he elegido del mundo. Del mundo eran cuando no eran su reino, y pertenecían al príncipe del mundo. Del mundo era cuanto, creado por el Dios verdadero, fue engendrado por la viciada y condenada estirpe de Adán, y se convirtió en reino no de este mundo cuanto fue regenerado por Cristo. Por Él Dios nos sacó del poder de las tinieblas y nos trasplantó en el reino del Hijo de su amor; de este reino dice: Mi reino no es de este mundo, o mi reino no es de aquí.
Le dijo, pues, Pilato: ¿Luego tú eres rey? Respondió Jesús: Tú lo has dicho que yo soy rey. No es que temiera declararse rey, sino que puso el contrapeso de esta palabra: Tú lo dices; de modo que no niega ser rey (porque es rey del reino que no es de este mundo), ni confiesa que sea tal rey cuyo reino se crea que es de este mundo, como era la opinión de quien le preguntara: ¿Luego tú eres rey?, y al cual respondió: Tú dices que yo soy rey. Dijo: Tú dices, como si hubiese dicho: Siendo tú carnal, hablas según la carne.
San Agustín, Comentarios sobre el evangelio de San Juan, 115, 2-3
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