Jueves Santo
¡OREMOS POR NUESTROS SACERDOTES
Y POR LAS VOCACIONES SACERDOTALES!
¡FELICIDAD, HERMANO SACERDOTE, DIOS TE AMA DE UNA MANERA ESPECIAL!
Jn 13, 1-15: Perdonémonos, pues, unos a otros nuestras ofensas
"Si,
pues, yo, siendo vuestro Señor y Maestro, os he lavado los pies,
también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros. Os he dado
ejemplo para que vosotros hagáis lo que yo he hecho con vosotros".
¿Podremos decir que un hermano puede lavar a otro de pecado? Aún más,
nosotros mismos debemos sentirnos amonestados con esta obra excelsa del
Señor, para que, confesándonos mutuamente nuestros pecados, oremos por
nosotros, como Cristo intercede a favor nuestro. Clarísimamente nos lo
manda el apóstol Santiago cuando dice: Confesaos mutuamente vuestros
delitos y orad por vosotros.
Este es el ejemplo que nos ha dejado el
Señor. Y si aquel que no tiene, ni tuvo, ni puede tener pecado alguno,
ora por nuestros pecados, ¿cuánto más nosotros debemos orar mutuamente
por los nuestros? Y si nos perdona aquel a quien nada tenemos que
perdonar, ¿cuánto más nos debemos perdonar mutuamente nosotros, que no
podemos vivir aquí sin pecado? Pues ¿qué otra cosa parece dar a entender
el Señor en este hecho tan excelente, cuando dice: "Os he dado ejemplo
para que vosotros hagáis lo mismo que yo he hecho con vosotros", sino lo
que claramente dice el Apóstol: "Perdonándoos mutuamente si alguno
tiene queja contra otro; así como el Señor os ha perdonado, así lo
habéis de hacer también vosotros?" Perdonémonos, pues, unos a otros
nuestros delitos y oremos mutuamente por nuestros pecados, y así, en
cierta manera, lavemos nuestros pies los unos a los otros.
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