LECTIO DIVINA JESUCRISTO, REY del UNIVERSO
Lecturas
Ezequiel 34, 11-12. 15-17
La imagen de los pastores como guías del pueblo es frecuente en el AT (cf. Jeremías 10, 21; 23, 1-4). Cuando los pastores no cumplen con sus obligaciones el Señor los sustituye (Isaías 40, 11) o encarga a otros pastores de tener cuidado de su rebaño.
Ezequiel 34 está organizado en tres secciones. A la imagen (Ezequiel 34, 1- 10) sigue la explicación de la realidad significada (34, 11-16). El Señor expulsa a los pastores mercenarios que no se ocupaban del rebaño, para encargarse él mismo del cuidado de su grey. Una preocupación fundamental del pastor es llevar sus ovejas al reposo (cf. v. 15 y Salmo 23; 74, 1-2).
A partir del v. 15b y hasta el v. 22 la atención se concentra no ya en la acusación a los malos pastores por su comportamiento con el rebaño sino en las diferencias entre “oveja y oveja”. Carneros y machos cabríos representan a los jefes del pueblo, que no contentos con aprovecharse del rebaño hacen difícil su vida pisoteando el pastizal y enturbiando el agua de la cual debían beber. Más tarde sale a relucir nuevo pastor que es un rey del linaje de David. La esperanza de un “nuevo David”, presente todavía en Ezequiel a pesar del destierro, habrá desaparecido en el tiempo del Segundo Isaías (cf. Is 55).
1 Corintios 15, 20- 26a. 28
Para entender bien este texto necesitamos dirigirnos al contenido de los vv. 12- 19, que se dedican a enfatizar la incongruencia que hay que negar la resurrección de los muertos y al mismo tiempo afirmar la de Cristo (vv. 13- 16), lo cual tendría consecuencias funestas. Tanto el mensaje cristiano como la de los corintios se vaciarían, no tendrían contenido (v. 14); su fe sería vana, es decir, incapaz de lograr la salvación del pecado (v. 17). Por tanto los cristianos que han muerto estarían perdidos (v. 18), y los vivos, con la esperanza circunscrita a la vida presente, serían dignos de lástima (v. 19). En este vivo debate de los corintios, la transición al próximo punto del argumento se da con un enfático: “¡Pero no!”. De aquí en adelante se trabaja sobre la premisa de que Cristo sí ha resucitado. Su resurrección constituye un anticipo de la resurrección de los suyos, de la misma manera que la ofrenda de la “primicia” (v. 23) representa la cosecha toda, la cual se recoge a su debido tiempo.
Después de los dos momentos de resurrección, la de Cristo y la de los suyos en su venida (v. 23), llegará el “fin”, tema del los vv. 24-28. En el v. 27 se aplica a Cristo lo que dice el salmo 8, 7 respe
cto al ser humano: “Dios ha sometido todas las cosas bajo sus pies”. Los v. 24 y 28 puntos complementarios en la estructura concéntrica, emplean los términos “Padre” e “Hijo”, respectivamente, al definir el acto culminante de la salvación: el Hijo entregará el reino al Padre y se someterá él mismo, “para que Dios sea todo en todo”.
cto al ser humano: “Dios ha sometido todas las cosas bajo sus pies”. Los v. 24 y 28 puntos complementarios en la estructura concéntrica, emplean los términos “Padre” e “Hijo”, respectivamente, al definir el acto culminante de la salvación: el Hijo entregará el reino al Padre y se someterá él mismo, “para que Dios sea todo en todo”.
Mateo 25, 31 – 46
La instrucción de Jesús es muy significativa ya que va revelando positivamente las implicaciones que tiene para la Iglesia la venida final del Hijo del Hombre. En el juicio hay un Rey y un Juez, que es el Hijo del hombre, y todas las naciones serán reunidas en su presencia para escuchar su sentencia irrevocable. El evangelista lo subraya expresamente antes de empezar el relato de la pasión y de la resurrección: cuando Jesús terminó de decir todas estas palabras, dijo a sus discípulos: ya sabéis que dentro de dos días se celebrará la Pascua el Hijo del hombre será entregado para ser crucificado (26, 1). La solemne introducción que hoy leemos en el evangelio presenta al Hijo del hombre que asume su función de Juez universal.
El doble diálogo que viene a continuación explica el porqué de la separación de las ovejas a la derecha y a la izquierda. El mundo es un campo es un campo donde crecen juntos el trigo y la cizaña; el bien y el mal, la generosidad y el egoísmo coexisten en la historia, pero al fin el mismo Cristo dará su justa recompensa a quienes lo hayan recibido o rechazado. La cuestión que se plantea en la escena del juicio es la siguiente: ¿en base a qué las naciones del mundo serán declaradas justas o condenadas? Por las obras de misericordia hechas o negadas a los discípulos de Jesús, especialmente a los evangelizadores que han transmitido su lenguaje. Cristo los considera representantes suyos; por lo tanto, la razón de su criterio es la identificación de Jesús con sus discípulos: “quien os recibo a vosotros, a mí me recibe...”.
La manifestación final de Cristo lleva a su cumplimiento el designio salvífico del Padre. La gloria del Hijo del hombre se revela por última vez y concede la última bendición: “venid benditos de mi Padre...”.
Meditación
Elegir un camino de vida es decidir con valentía vivir las etapas de la propia vida con fe y con plena conciencia de su principio y de su fin. Desde la fe, este sentido vital exige un acercamiento a la vida y al ejemplo de Cristo que señalan no solamente unos pasos de camino sino especialmente tener muy claras la referencia y la meta. Es necesario responder a la pregunta: ¿sigo el camino de Jesucristo?
Es una elección que, dejando de lado lo exultante y lo alegre, lleva a la Vida, lo cual supone un verdadero camino que se recorre en la presencia luminosa y consoladora de Cristo. Él dice: “no os dejaré huérfanos” (Juan 14, 18). Y con esta certeza nos ponemos en marcha, perlo sin dejar de lado cuáles son las dificultades: pereza, duda, miedo...Y el Señor nos dice: “vuelve a la vida, sígueme, que Yo soy tu fuerza y tu luz”. Necesitamos siempre esta escucha para llevar en nosotros mismos la misma actitud del Maestro que nos recuerda: “os aseguro que cada vez que no lo hicisteis con uno de estos, los humildes, tampoco lo hicisteis conmigo”. Los demás son presencia viva de Dios y merecen por nuestra parte no dejarlos lejos ni tampoco abandonarlos; tomar la actitud del pastor que sigue el “rastro de las ovejas y las libra, sacándolas de los lugares donde se desperdigan”, se convierte para nosotros en una luz que nos lleva a ser testigos del Señor.
Queda por ver si queremos en verdad seguir el camino del Maestro y lanzarnos a una confesión de fe que se manifieste en una vida llena de amor y de cercanía al prójimo y recordando en propia carne lo que Él ha hecho por nosotros.
Oración
Señor: hoy te pedimos especialmente por nuestra liberación ya que en tantos momentos de nuestra vida perdemos de vista nuestra esclavitud. Seguimos mucho, casi sin caer en la cuenta, la llamada de los diosecillos e ídolos que nos hacen estar fuera de ti y de nosotros mismos. Es lógico, y Tú lo sabes muy bien, que estamos sujetos a tantos encantos baratos que nos tapan la realidad y ni vemos entonces a los que sufren, a los que están solos, a los que lloran y a los que mueren...
Una vez más, Señor, tu enseñanza nos despierta de un modo de vivir que tiene muy poco de ti y de tu mensaje de liberación. Gracias por guardarnos como tus ovejas, por enseñarnos con tu resurrección hacia dónde y cómo debe ser nuestro camino. Haz que no nos enredemos en las matas que luego nos dificultan tanto en seguirte y escuchar tu voz.
Gracias porque siempre nos buscas, nos cuidas y nos “haces sestear” a tu vera. Gracias por tu constante mirada hacia nosotros para que no nos perdamos ni vayamos lejos de casa; gracias por tu constante atención y tu cercanía. Y, una vez más, Señor, gracias por habernos escogido y llevado adelante contigo por el camino –que eres tú- para que lleguemos sanos y salvos a tu Casa que es la nuestra.
Contemplación
Escucha la Escritura, que te indica cómo prestar al Señor. Dice así: . El Señor no necesita de ti, pero tú tienes a otro que sí necesita: tú das a éste y recibe él. El pobre no tiene con qué devolverte; quiere hacerlo, pero carece de medios; solo le queda la buena voluntad de orar por ti. Mas cuando el pobre ora por ti, es como si dijera a Dios:. Por tanto, si el pobre no puede restituirte lo que le prestaste, tienes un fiador solvente. He aquí que Dios te dice en la Escritura: ¿Qué suelen decir los fiadores? ¿Qué dicen? . ¿Hemos de pensar que también Dios dice: Sí, en verdad, si Cristo es Dios –cosa que nadie duda-; Él dijo: . Y como le preguntasen: < ¿Cuándo te vimos hambriento?>, respondió: (san Agustín en comentario al salmo 36, 3, 6)
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