Jueves Santo
1 Cor 11,23-26: Comed el vínculo que os une, bebed vuestro precio.

Recibid, pues, y comed el cuerpo de Cristo, transformados ya vosotros mismos en miembros de Cristo, en cuerpo de Cristo; recibid y bebed la sangre de Cristo. No os desvinculéis, comed el vínculo que os une; no es estiméis en poco, bebed vuestro precio. A la manera como se transforma en vosotros cualquier cosa que coméis o bebéis, transformaos también vosotros en el cuerpo de Cristo viviendo en actitud ferviente y piadosa. Cuando se acercaba ya el momento de su pasión y estaba celebrando la pascua con sus discípulos, él bendijo el pan que tenía en sus manos y dijo: Esto es mi cuerpo, que será entregado por vosotros (1 Cor 11, 24). Igualmente les dio el cáliz bendecido, diciendo: Esta es mi sangre del Nuevo Testamento, que será derramada por muchos para el perdón de los pecados (Mt 26, 28).

Teniendo, pues, vida en él, seréis una carne con él. En efecto, este sacramento no ofrece el cuerpo de Cristo de forma que conlleve estar separados de él. El Apóstol recuerda que esto se halla predicho ya en la Escritura sagrada: Serán dos en una sola carne. Misterio grande, dice, es éste, pero yo lo aplico a Cristo y a la Iglesia (Efes 5, 31-32). En otro lugar dice también respecto a esta eucaristía: Siendo muchos, somos un único pan, un único cuerpo (1 Cor 10, 17). Comenzáis, pues, a recibir lo que ya habéis empezado a ser si no lo recibís indignamente para no comer y beber vuestra condenación. Así dice: Quien come el pan y bebe el cáliz del Señor indignamente, será reo del cuerpo y de la sangre del Señor. Examínese el hombre a sí mismo, y entonces coma del pan y beba del cáliz, pues quien come y bebe indignamente, come y bebe su condenación (1 Cor 11, 27-29).
Lo recibís dignamente si os guardáis del fermento de las doctrinas perversas, de forma que seáis panes ácimos de sinceridad y de verdad; o si conserváis aquel fermento de la caridad que oculta la mujer en tres medidas de harina hasta que fermente toda la masa. Esta mujer es la sabiduría de Dios, aparecida en carne mortal gracias a una virgen, que sembró su evangelio en todo el orbe de la tierra y restauró después del diluvio a partir de los tres hijos de Noé cual si fuesen las tres medidas dichas hasta que fermente la totalidad. Esta es la totalidad, que en griego se dice 'olon', donde estaréis si guardáis el vínculo de la paz según 'la totalidad', que en griego recibe el nombre de 'kazolon', de donde viene el nombre de católica
SERMÓN 228 B 2-5
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