domingo, julio 28, 2013

Domingo 17 (C)

Los apóstoles ven todo lo que hace Jesús a favor de los más necesitados: enfermos, pecadores, excluidos de la sociedad. 

Son testigos de sus milagros y escuchan frecuentemente su mensaje. Lo van conociendo más cada día y crece su admiración y cariño al Maestro.

Están descubriendo también una faceta nueva de Jesús. No se dedica sólo a hacer milagros y predicar. De vez en cuando Jesús se retira a cualquier lugar solitario para orar. Y, a pesar de sus fatigas y cansancios, suele pasar noches enteras en oración. Y, además, habla frecuentemente de la oración. Se dan cuenta los discípulos de que el Maestro sale con nuevas fuerzas de la oración. Por eso ellos quieren vivir y practicar esa misma experiencia. Quieren orar, pero no saben hacerlo. Y le piden al Maestro que les enseñe a orar. No se dan cuenta en ese momento de que su petición, por sí sola, además de necesaria, es ya una oración muy hermosa.

Jesús accede – no podía ser menos – y les enseña la oración más hermosa que pudo salir de su boca. Es la oración del Padrenuestro. Repito: no hay oración más hermosa ni más completa que ésta.

Comienza por llama a Dios Padre. Ahora nos puede parecer lo más normal esta forma de dirigirnos a Dios. Pero entonces era algo novedoso. Fuera de algunas expresiones del A. T., Dios aparecía siempre como alguien muy lejano, omnipotente y señor de todo, juez que todo lo ve, Dios fuerte e inmortal, etc. Sin dejar de ser todo esto, Jesús nos presenta a Dios como Padre de todos, no solamente suyo, lleno de misericordia, cercano al hombre, que nos quiere como hijos, que quiere también la salvación de todos. Mi Padre y vuestro Padre, dirá Jesús en más de una ocasión.

Esta palabra está colocada al principio de la oración para que la podamos recitar con la confianza que nos da el ser hijos suyos. ¡Qué malo es acostumbrarse a algo tan hermoso como el poder dirigirnos a Dios llamándole Padre! Mucho peor, si rezamos esta oración mecánicamente, como quien oye llover, como el loro que dice cosas sin caer en la cuenta de lo que dice. Sin embargo, esta verdad es, a mi entender, la revelación más importante que nos hizo Jesús. Y el regalo mejor.

El Padrenuestro es la oración del cristiano. Es la oración de la Iglesia. En ella se contiene lo mejor que un cristiano puede decir a Dios y pedir lo más necesario para ser personas e hijos suyos. Lo triste es que, de tanto repetirla, la rezamos sin estar atentos a lo que decimos, sin saber qué es lo que estamos pidiendo, sin caer en la cuenta de que rezamos con la oración más rica de la Iglesia.

No es el caso de comentarla toda ella, pero sí de ser conscientes de que, al llamar a Dios Padre nos estamos diciendo hermanos. Y si nos decimos hermanos al rezar esta oración, nos estamos comprometiendo ante Dios a vivir como tales. Porque él es el Padre común, el Padre bueno, que nos ama con amor total, con amor generoso, hasta entregarnos a su Hijos Jesús para hacerse uno de nosotros.

Es bueno que nos preguntemos si podemos rezar esta oración si guardamos rencor hacia alguien, si nos negamos la palabra y no nos hablamos, si marginamos a alguien por su origen, su cultura, su raza o religión. Decimos Padre nuestro, y no Padre mío. Y al decir nuestro nos compromete, no solamente a amarnos y tratarnos como hermanos, sino a formar una verdadera familia en la fe y en el amor.

Y, porque no es fácil cumplir con este ideal de vida, hay que pedir al mismo Padre que nos ayude a alcanzarlo y vivirlo. Y nos lo concederá. Porque, como dice hoy el evangelio, ¿qué padre entre vosotros, cuando el hijo le pide pan, le dará una piedra?

La eucaristía que estamos celebrando es la mesa común que Dios Padre ha preparado para sus hijos. En ella nos habla y nos alimenta. Tenemos que salir de ella más hermanados, más y mejores hijos de Dios, más firmes en nuestra fe, más y mejores cristianos.
P. Teodoro Baztán



0 comentarios:

Related Posts with Thumbnails

Acerca de este blog

La Comunidad de Madres Mónicas es una Asociación Católica que llegó al Perú en 1997 gracias a que el P. Félix Alonso le propusiera al P. Ismael Ojeda que se formara la comunidad en nuestra Patria. Las madres asociadas oran para mantener viva la fe de los hijos propios y ajenos.

  © Blogger templates The Professional Template by Ourblogtemplates.com 2008

Back to TOP