viernes, octubre 15, 2010

NOVENA A SANTA MAGDALENA DE NAGASAKI (V)

Día quinto


Reflexión: Magdalena, colaboradora eficaz de los misioneros.

Magdalena es desde el principio el brazo derecho de los padres Francisco y Vicente. Vive en su casa, formando una familia, les sirve con amor casto y se une a sus rezos. Es el enlace de los padres con los cristianos. Los conduce de noche a casa de de los enfermos y moribundos, o de los que tienen necesidad de sacramentos. Su buena formación religiosa, su natural simpatía, su ardiente amor a Cristo, su afán por dar a conocer a su Amado, le convierten en una catequista sin igual, en una mensajera de paz.

Su vida y la vida de los padres, no está exenta de peligros, sino todo lo contrario. Son tiempos de persecución, y de martirio de cuantos caen en las manos de los esbirros de los gobernadores de Nagasaki. Los padres y la misma Magdalena se ven envueltos en continuos peligros. Cambian continuamente de casa y no saben dónde poner los pies. En 1626, deciden separarse los padres: Francisco va al norte del Japón; Vicente queda en Nagasaki. Y junto a él, Magdalena. Y con él continúa su misión de apostolado. El abundante trabajo y la desolación que se abate sobre los cristianos no logran abatir el ánimo de Magdalena y de su padre espiritual. El 8 de septiembre de 1628 Magdalena asiste a un nuevo espectáculo horrible: plantada una hilera de 12 columnas rodeadas de leña húmeda, atan en ellas a otros tantos cristianos. Delante de las columnas, otra hilera de 12 víctimas. A un golpe de espada, las cabezas ensangrentadas caen a los pies de los que después son quemados vivos.

En estas circunstancias, hay cabezas de familia, que momentáneamente reniegan de la fe. Pero pronto, bajo la acción de los misioneros y catequistas, la proclaman de nuevo. Es ésta la principal ocupación de Magdalena. Conoce a todos los cristianos y todos la respetan. Recorre ansiosa los hogares, anima a los caídos a levantarse, les echa en cara su traición, les hace ver la brevedad de la vida, la gloria que les espera si perseveran en la fe aun a costa de su sangre. Sus palabras son fuego que encienden los ánimos, y a la vez bálsamo que cura las heridas e infunde fuerza y serenidad. El padre Francisco vuelve a Nagasaki, y los dos misioneros, con la preciosa ayuda de la incansable Magdalena, logran sostener a la dispersa cristiandad de Nagasaki. Atraen, además, a cientos, a terciarios y cofrades de la correa de la Consolación.

Para añadir a la oración comunitaria:

— Por el aumento y perseverancia de los catequistas, sobre todo en los territorios de misión, para que colaboren asiduamente a la extensión del reino de Cristo. Oremos.
R. Te rogamos, óyenos.

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La Comunidad de Madres Mónicas es una Asociación Católica que llegó al Perú en 1997 gracias a que el P. Félix Alonso le propusiera al P. Ismael Ojeda que se formara la comunidad en nuestra Patria. Las madres asociadas oran para mantener viva la fe de los hijos propios y ajenos.

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