lunes, diciembre 22, 2008

Navidad es solidaridad



1.- Navidad es solidaridad por excelencia. Hasta que el consumismo y la frivolidad no nos desgasten la palabra y nos vacíen el concepto, conviene hermanar el término “solidaridad” al tan trivializado de “Navidad”. No porque este no signifique la epifanía y encarnación, a todo efecto humano –menos en el pecado– de Dios entre los hombres, sino porque el término solidaridad aún está virgen de toda prostitución de lo más sagrado que nos queda en la Tierra: el Nacimiento de Dios en Belén y el sentimiento de los niños.

Navidad quiere decir celebración del nacimiento de Jesús, el Mesías de Dios, entre los hombres y para los hombres. Acción de gracias a Dios por venir a encargarse de nuestras preocupaciones más íntimas. Y aprendizaje, a ejemplo de Jesucristo, a llevar y aliviar la tara de la humanidad como carga propia.

Solidaridad viene de sólido. Si aspiramos a construir una sociedad digna y firmemente estructurada con armazón sólida será a base de soldar fuerzas, intereses y hasta sentimientos para que formen una unidad bien soldada, sólida, no fácilmente quebrantable. Solidaria (de solidus), es decir, unido para hacer algo sólido, es todo lo opuesto a solitario ( de solutus): suelto, solo, desentendido, al margen…. Y el hombre, por su propia naturaleza, es esencialmente solidario. La solidaridad cumple la verdadera dimensión-función humana.

La amargura le hizo reconocer a Terencio el dogma: “Soy humano y nada humano me es ajeno”. Y S. Agustín confiesa: “¡Qué es mi corazón, sino un corazón humano!”. Pero para aceptar con eficacia esta verdad, es necesario neutralizar las interferencias de la frivolidad y los egoísmos que nos encaparazonan y enerizan como animales solitarios y mudos, acallándonos la voz humana que, desde la Navidad, nos llama a la Solidaridad.

2. Teología de la solidaridad.- Si hemos dicho que solidaridad es unión sólida, ninguna más firme y perfecta que la realizada por Dios, en su Navidad, con el hombre. Dios ha visto al hombre solo, suelto, soltado del destino que le adecua. Y ha querido hacerse solidario. No solo salir al paso de acuciantes inquietudes humanas y señalándonos la meta, sino soldándose sustancialmente –hipostáticamente– con la humanidad en la Persona del Verbo.

Esto es Navidad plenificadora: nacer entre los hombres; nacer para los hombres. Esto es Solidaridad perfecta: quedar ensamblado sustancialmente, eslabón por eslabón, a todas las vicisitudes humanas. Se unió solidariamente –en la profundidad vital de la palabra– a nuestro afán de subir, a nuestra sed por saciar, a nuestra voluntad de alcanzar el fin. Por eso bajó. Se despojó de su rango. Se puso a nuestro lado, y desde ahí, en perfecto juego solidario, nos iba haciendo más hondamente humanos, más cercanamente divinos.

Navidad y solidaridad son conceptos implicados, o dos caras del mismo hecho. Nacer supone encarnarse o solidarizarse en el modo más perfecto. Para hacer nueva esta sociedad que se desmorona hay que nacer, crecer, sentir y aun morir por ella a ejemplo del Maestro. Solidaridad y encarnación es poner las condiciones para la Navidad. Es repetir, con tu actitud solidaria, la acción de Dios vitalmente soldada a los hombres y estos entre sí: “Todo es vuestro, vosotros de Cristo y Cristo de Dios”.

Para entrar en las exigencias de la Encarnación, de la Navidad o de la Solidaridad habrá que esforzarse por desmontar el aparato de las propagandas hedonistas y mundanas. Prescindir elegantemente de sus ofertas baladíes y alienantes. Y poner como vigencia cultural la actitud solidaria. Es decir: cultivo interior, desde la Fe, de esa convicción, y la consiguiente actitud espontánea como conducta. Así la Palabra, hecha solidaridad de carne y hueso, abrirá brecha divina en el erial humano: Síntesis sublime que hace de la Navidad la Solidaridad mejor pensada y eficaz: la acción humana transida de toque divino.

P. Donato Jiménez
"Con flor que siempre nace"



0 comentarios:

Related Posts with Thumbnails

Acerca de este blog

La Comunidad de Madres Mónicas es una Asociación Católica que llegó al Perú en 1997 gracias a que el P. Félix Alonso le propusiera al P. Ismael Ojeda que se formara la comunidad en nuestra Patria. Las madres asociadas oran para mantener viva la fe de los hijos propios y ajenos.

  © Blogger templates The Professional Template by Ourblogtemplates.com 2008

Back to TOP