jueves, noviembre 20, 2008

MÓNICA: UNA MUJER EXTRAORDINARIA


Conocimiento y seguimiento

El desconocimiento de la verdad lleva a la parálisis del amor. En la medida que la verdad ha sido percibida y aceptada por el entendimiento, el amor sienta sus reales en la voluntad. Ha nacido el amor. Lo que no se conoce no se puede amar y compartir.
Jesús en la oración sacerdotal del Jueves Santo exclamó: “Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y al que tú has enviado Jesucristo”. (Jn 17,3). San Pablo nos dice:”¿Cómo creerán en aquel a quien no han oído?” ¿Cómo oirán sin que se les predique?” (Rom 10,14)
Nuestro Padre San Agustín escribe: “Pero ¿quién puede invocarte si no te conoce? En tal caso, el que no te conoce puede invocar una cosa en vez de otra…..Los que le buscan le hallarán, y una vez que le encuentren le alabarán”. (San Agustín, Conf. 1,1,1)
Por eso, una vez en posesión de la Verdad, de su corazón inquieto y sediento brotó la oración: “¡Tarde te amé, belleza tan antigua y tan nueva, tarde te amé! El caso es que tú estabas dentro de mi y yo fuera. Y fuera te andaba buscando y, como un engendro de fealdad, me abalanzaba sobre la vélelas de tus criaturas. Me tenían prisionero lejos de ti aquellas cosas que, si no existieran en ti, serían algo inexistente. Me llamaste, me gritaste y desfondaste mi sordera. Relampagueaste, resplandeciste, y tu resplandor disipó mi ceguera. Exhalaste tus perfumes, respiré hondo y suspiro por ti. Te he paladeado, y me muero de hambre y de sed. Me has tocado y ardo en deseos de tu paz”. (S. Agustín, Conf. X, 27,38).
El Papa Juan Pablo II en su encuentro con la Universidad Complutense de Madrid dejó este mensaje: “Una fe que no se hace cultura es una fe no plenamente acogida, no totalmente pensada, no fielmente vivida” (Juan Pablo II: “Discurso a los universitarios y a los hombres de la cultura de la Universidad Complutense de Madrid. 1982).

La vida de Mónica compromete
El espíritu y carisma de la Asociación de Santa Mónica o como generalmente os identifican, las Mónicas, es el seguimiento vivencial de la santa en los estados de esposa, madre y viuda.
Este seguimiento vivencial difícilmente podrá ilusionar y comprometer si se desconoce lo más fundamental de la santa.
“Actualmente- escribe el P. Capánaga, uno de los agustinólogos más eruditos de nuestro tiempo- la tendencia general para avanzar hacia la comprensión de los hombres y de las cosas es indagar el proceso de formación. Más que por su esencia de la cosas, se pregunta por su historia; se averigua su origen, su evolución y su destino. Nos interesa saber cómo comienza una cosa, cómo se desenvuelve, cómo acaba. Conocer el principio, el medio y el fin nos da la sabiduría y a ello se siente fuertemente estimulado el espíritu humano”( S. Agustín de P. Victorino Capánaga).
El conocimiento de las facetas más importantes de la santa puede convertirse en semilla que germine y fructifique la imitación de sus virtudes y a segura confianza de su intercesión en muchas esposas, madres y viudas cristianas.
La vida de los santos no debemos contemplarla como vistoso jardín de variadas flores de virtudes, extasiarnos en su belleza, aspirar el perfume que exhalan y dejarlas marchitar.
Como dice el Concilio Vaticano II: “Busquemos en los santos el ejemplo de su vida, la participación de su intimidad y la ayuda de su intercesión” (Vaticano II LG 51) “Las fiestas de los santos proclaman las maravillas de Cristo en sus servidores y proponen ejemplos oportunos a la imitación de los fieles”. (Vaticano II: S
El cristiano debe mantenerse firme en esa tensión de lucha, de superación, de fidelidad en la fructificación de los dones recibidos para que un día pueda escuchar: “En lo poco que fuiste fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor”. (Mt 25,21).

Corregid los vicios, dice San Agustín, ordenad las costumbres, dad cabida a las virtudes; esté presente en cada uno de vosotros la piedad, la santidad, la castidad, la humildad y la sobriedad, para que ofreciendo tales frutos a Dios, él se deleite en vosotros y vosotros en él”. (S. Agustín, S 255 A)
El camino recorrido por los santos, los amigos de Dios, debe ser andadura de los amigos de los santos. La imitación de sus virtudes es la manifestación más expresiva de una verdadera devoción.

Dice Monseñor Bougaud, historiador de Santa Mónica: “Leed la historia de Santa Mónica: aprended de esa esposa y de esa madre a pedir, a rogar como ella, a esperar siempre, a no desanimaros jamás y no olvidéis que, si la juventud corre hoy tan grandes peligros, es porque no hay bastantes lágrimas en los ojos de las esposas y de las madres”. ( Vida de Santa Mónica, Mons. Luis Emilio BOUGAUD.)

Tomado de: Santa Mónica : Esposa, Madre, Viuda. P. Jesús Pérez Grávalos, OAR.

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Acerca de este blog

La Comunidad de Madres Mónicas es una Asociación Católica que llegó al Perú en 1997 gracias a que el P. Félix Alonso le propusiera al P. Ismael Ojeda que se formara la comunidad en nuestra Patria. Las madres asociadas oran para mantener viva la fe de los hijos propios y ajenos.

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