LOS CINCO MINUTOS DEL ESPÍRITU SANTO
En la Biblia se le da al Espíritu Santo el nombre de Paráclito (Juan 14,26). Este nombre ya nos indica algo, porque significa llamado junto a. Es decir, el que yo invoco para que esté conmigo.
Son distintos los sentidos que puedo darle a esta presencia. Por
ejemplo, puede significar que lo invoco para que me defienda de los que me
acusan o me persiguen, particularmente del poder del mal. Pero también puede
entenderse que el Espíritu está a mi lado para darme consuelo en medio de las
angustias, temores e insatisfacciones.
En realidad, no podemos limitar el sentido de ese nombre, y más bien
tenemos que reunir en esa expresión todo lo que incluimos cuando llamamos a
alguien para que esté con nosotros.
El Paráclito es el que se hace presente allí donde nadie puede
acompañarnos, en esa dimensión más íntima de nuestro ser donde, sin él, siempre
estamos desamparados, angustiados en una soledad profunda que nadie puede
llenar. Él es ayuda, fuerza, consuelo, defensa, aliento. Sólo hay que decirle
con ganas: "Ven Espíritu Santo, ven Paráclito".
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Los Cinco Minutos de San Agustín de Hipona
Tu deseo continuo es tu voz, es decir, tu oración
continua. Callas si dejas de amar.
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