miércoles, abril 18, 2018

QUERER CREER

Lucas pone en boca del resucitado estas palabras dirigidas a los discípulos: «¿Por qué os alarmáis? ¿Por qué surgen tantas dudas en vuestro corazón?»

Cuántos hombres y mujeres de nuestros días responderían inmediatamente enumerando un conjunto de razones y factores que provocan el nacimiento de innumerables dudas y vacilaciones en la conciencia del hombre moderno que desea creer.

Antes que nada, hemos de recordar que muchas de nuestras dudas, aunque tal vez las percibamos hoy con una sensibilidad especial, son dudas de siempre, vividas por hombres y mujeres de todos los tiempos.

No hemos de olvidar aquello que con tanto acierto dice Jaspers: «Todo lo que funda es oscuro». La última palabra sobre el mundo y el misterio de la vida se nos escapa. El sentido último de nuestro ser se nos oculta.

Pero, ¿qué hacer ante las dudas, los interrogantes o inquietudes que nacen en nuestro corazón? Sin duda, cada uno hemos de recorrer nuestro propio itinerario y hemos de buscar a tientas, con nuestras propias manos, el rostro de Dios. Pero es bueno recordar algunas cosas válidas para todos.

Antes que nada, no hemos de olvidar tampoco hoy que el valor de una vida depende del grado de sinceridad y fidelidad que vive cada uno de cara a Dios. Y no es necesario que hayamos resuelto todas y cada una de nuestras dudas para vivir en verdad ante El.

En segundo lugar, hemos de saber que para que muchas de nuestras dudas se diluyan, es necesario que nos alimentemos interiormente de «la savia espiritual cristiana». De lo contrario es fácil que no comprendamos nunca nada.

Además, hemos de recordar que el querer creer, a pesar de las dudas que nos puedan asediar sobre el contenido de dogmas o verdades cristianas, es ya una manera humilde pero auténtica de vivir en verdad ante Dios.

Quisiéramos vivir algo más grande y gozoso y nos encontramos con nuestra propia increencia. Quisiéramos agarrarnos a una fe firme, serena, radiante y vivimos una fe oscura, pequeña, vacilante.

Si en esos momentos, sabemos «esperar contra toda esperanza», creer contra toda increencia y poner nuestro ser en manos de ese Dios a quien seguimos buscando a pesar de todo, en nuestro corazón hay fe. Somos creyentes. Dios entiende nuestro pobre caminar por esta vida. El resucitado nos acompaña.
José A. Pagola

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La Comunidad de Madres Mónicas es una Asociación Católica que llegó al Perú en 1997 gracias a que el P. Félix Alonso le propusiera al P. Ismael Ojeda que se formara la comunidad en nuestra Patria. Las madres asociadas oran para mantener viva la fe de los hijos propios y ajenos.

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