Pascua de Resurrección
Sus fieles seguidores, sus hermanos,
volvieron al cenáculo afligidos,
asustados, temiendo ser cogidos
y recibir la muerte por villanos.
Van a ungir el cadáver con sus manos
las mujeres, ahogando sus plañidos,
no están todos los ritos conseguidos
y piensan que los riesgos no son vanos.
Al llegar al sepulcro se asombraron
por encontrar la piedra removida
y a un ángel que les dice: No está aquí.
Alteradas, corriendo, se alejaron
con el alma exaltada, conmovida,
a ver entre los vivos al Rabbí.
Jesucristo se muestra a las mujeres,
les anuncia su marcha a Galilea,
que lo digan sin miedo a la asamblea,
allí se informarán de sus poderes.
Todos dudan, pues son los pareceres
femeninos, y su dolor sortea,
con locas fantasías, la marea
de impaciencias, deseos y quereres.
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